Año y medio después del inicio de la pandemia y en pleno declive de la denominada quinta ola Bueu ya puede hacer un balance de la incidencia del COVID-19 entre su población. El centro de salud del municipio ha contabilizado un total de 596 casos hasta el pasado 31 de agosto, un dato que recoge a los pacientes atendidos por los ocho facultativos que desarrollan su labor en el ambulatorio buenense (seis de atención primaria y dos pediatras).
La cifra podría ser incluso superior, ya que solo contempla a los pacientes con médico en Bueu y no contaría aquellos residentes en el municipio pero con médico en otro lugar, y tampoco a aquellos que tengan un seguro diferente al margen del Sergas. Los casi 600 afectados supondrían, por tanto, que aproximadamente el 5 por ciento de la población censada en el municipio, que roza los 12.000 habitantes, habría pasado la enfermedad.
El dato remitido al centro de salud se conoce en un momento en el que el municipio afronta un vertiginoso descenso del número de afectados por la enfermedad. Ayer eran tan solo cinco, dos menos que el día anterior. Además, no se han registrado nuevos casos en los últimos siete días, lo que reduce la incidencia a los guarismos más bajos de los últimos meses. El municipio parece haber dejado atrás, pues, uno de sus momentos más complicados de la pandemia, cuando alcanzó la cifra récord de 90 casos el pasado agosto.
Los datos reflejan el número de pacientes del centro de salud afectados hasta el 31 de agosto
La evolución de la enfermedad en Bueu ha sido irregular, como en la mayoría de municipios, si bien ha mantenido unas características diferentes al resto de la comarca. Los primeros meses de presencia del COVID-19 en el país, en pleno estado de alarma y con el confinamiento, los casos en Bueu fueron muy aislados, una línea que se mantuvo en los meses posteriores. Esto permitió al municipio mantenerse dentro del nivel más bajo de alerta y con el mínimo de restricciones.
La situación comenzó a cambiar a partir del mes de noviembre del año pasado. Un brote detectado entre trabajadores del Hospital Provincial de Pontevedra (que afectó también a algún paciente ingresado) y otro de carácter familiar elevaron los casos por encima de la veintena, lo que provocó la entrada en el nivel naranja, si bien fue un momento puntual antes de recuperar la normalidad. Pero el puente de la Constitución rompió por completo la ejemplaridad que hasta el momento había disfrutado Bueu. De cuatro afectados pasó a 23 el día 10, y el 17 el concello pasó a nivel rojo al contabilizar 53, lo que obligó al cierre perimetral.
El municipio alcanzó su pico más alto hace apenas un mes con 90 enfermos
2021 arrancó con 65 casos, aunque a partir de ahí se invirtió el camino y se fue produciendo un descenso en el número de afectados. En esas fechas se llevó a cabo un cribado masivo en Bueu con tests de saliva y PCR para los mayores de 70 años. Las cifras a finales de enero se situaban en los 37 casos.
El otro repunte del coronavirus ha sido el de este verano. Los 33 afectados del 15 de julio se duplicaron en una semana para alcanzar los 66 el 22 de julio. De ahí se continuó subiendo hasta el pico máximo del 9 de agosto, con 90 casos tras el primero de los cribados realizado en la piscina municipal. El segundo del día 16 arrojó cuatro casos más y un balance de 70. Desde entonces la curva se ha ido doblegando hasta llegar a los 5 casos de ayer mismo.
La evolución del COVID-19 en la comarca sigue a la baja. Si Bueu marca mínimos con solo 5 afectados y una incidencia de 25 casos por cada 100.000 habitantes, Cangas ha bajado hasta los 19 (dos menos que la jornada anterior) para estar en los 72 casos por cada 100.000 habitantes. Moaña sube uno y se coloca en 13 para una incidencia de 67 por cada 100.000 habitantes.
