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Pablo Costas: “Estoy muy agradecido al pueblo de Bueu”

Pablo Costas, poco antes de abandonar el "Cobija".

Pablo Costas apura ya los que espera sean sus últimos días en Yemen para poner así punto y final a una odisea de casi un año atrapado en uno de los países más convulsos del mundo. El marinero buenense confía en que las gestiones del Ministerio de Asuntos Exteriores fructifiquen cuanto antes para una complicada repatriación. Ayer fue trasladado a Seiyun, ciudad donde está el aeropuerto desde donde emprenderá el viaje de regreso a España.

“Estoy contando ya los días para poder regresar con mi familia, con mis seres queridos”, relata Pablo Costas desde su obligado exilio de casi un año en Yemen. El marinero afronta la recta final, las horas decisivas antes de poder emprender su regreso a Bueu, después de que el domingo fuese liberado junto a su tripulación y pudiese abandonar el “Cobija” para ser trasladados a un hotel en Al Mukallah.

El marinero fue trasladado ayer a Seiyun, donde está situado el aeropuerto para salir del país

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Allí ha permanecido la mayor parte del tiempo desde entonces, por precaución debido a la pandemia del Covid-19, aunque ayer se permitió dar un paseo por los alrededores, un lujo del que ha carecido durante muchos meses, los que estuvo confinado en el barco.

Algunos de los marineros del buque retenido en Yemen.

Fue poco antes de que se realizase su traslado hasta Seiyun, la localidad situada a unos 280 kilómetros de Al Mukallah, y desde donde será evacuado por vía aérea. Fueron casi siete horas de viaje por unas carreteras en condiciones impracticables hasta poder llegar a su alojamiento en Seiyun. Aún no conoce la fecha de su repatriación, pero parece que cada vez está más cercana. Y el mejor indicador de ello es que hoy mismo tiene previsto realizar una prueba PCR, condición previa para poder volar. De este modo, todo apunta a que en caso de dar negativa, saldría en un plazo máximo de unas 48 horas.

El microbús en el que Costas y su tripulación fueron trasladados hasta el hotel.

Con la mente puesta en casa Pablo Costas no puede sino mostrar su agradecimiento a todos los que han puesto su granito de arena para poner fin a una pesadilla que comenzó cuando el Cobija fue acusado de pesca ilegal por las autoridades australianas. “Estoy muy agradecido al pueblo de Bueu, a sus ciudadanos, a los políticos, a los marineros, por todo el apoyo recibido”, manifestó, antes de incluir en la lista a “los sindicatos y periodistas que me habéis ayudado”. Su intención es dejar todo atrás cuanto antes para iniciar una recuperación física y psicológica de todo lo que le ha tocado vivir.

Puente de mando del "Cobija", ya vacío.

Puente de mando del "Cobija", ya vacío.

“Estoy deseando llegar a casa y abrazar a mi familia”, subraya desde la distancia mientras aguarda noticias de su repatriación. Costas compartía hotel hasta ayer mismo en Al Mukallah con los marineros senegaleses y namibios del Cobija, ya que el peruano y los tailandeses esperaban en la ciudad de Tarim, a escasos 33 kilómetros del aeropuerto de Seiyun. Con todos ya muy cerca del punto de salida de Yemen, ahora solo falta ultimar el plan de viaje, ajustando los enlaces con El Cairo (donde se hará escala) y, sobre todo, activando un aeropuerto –el yemení– que no opera vuelos comerciales.

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