El sindicato CUT está intentando desde hace tres meses la repatriación de un marinero de Bueu y afiliado al sindicato, Pablo Costas, de 54 años, que desde diciembre de 2020 está retenido, con los restantes 32 compañeros del pesquero del que era capitán “El Cobija”, en el puerto de Al Mukallah, en Yemen. A principios de agosto, el sindicato decidió iniciar movilizaciones ante la falta de respuesta del Ministerio de Exteriores. 

La primera campaña la llevó a cabo en medios de comunicación extranjeros para denunciar la situación de Pablo Costas, que el asesor de la CUT, el cangués Manuel Camaño, califica de “secuestro” . Hace unos 20 días, la CUT convocó una concentración ante el Ministerio de Exteriores, en Madrid, con familiares del marinero, de la que solo dio publicidad a medios de ámbito estatal. Ahora la campaña la trasladan al ámbito local.

Concentración de la CUT y familiares del marinero de Bueu, el pasado día 3 en Madrid ante el Ministerio de Exteriores. Cedida CUT

Por lo de pronto, el Concello de Bueu ha convocado una reunión urgente de la junta de portavoces para este viernes, a las 13:00 horas, con el fin de estudiar acciones a llevar cabo a favor de esta repatriación. Desde el gobierno local hablan también de secuestro. La CUT tiene previsto llevar a cabo el sábado un reparto masivo de carteles y pancartas, a partir de las once de la mañana en la Praza del Concello, pidiendo el regreso a casa de Pablo Costas.

El barco fue retenido en Yemen por una denuncia por pesca ilegal por parte de Australia. El barco faenaba en el Índico desde 2019 y en junio de 2020 fue inspeccionado por una patrullera australiana. Siguió su ruta buscando cobijo en algún puerto debido a la pandemia hasta que el armador -cambió de propietario a uno de origen somalí- le dio orden de dirigirse a Yemen en donde el capitán recibió la orden de detención, cursada por la Interpol a instancias de Australia. Fue condenado a tres meses de prisión, según la CUT sin que hubiera nada ilícito y apela al derecho de esta persona a tener un juicio justo. Asegura que la tripulación está en una situación de indefensión jurídica y también abandonada por el armador, carece de comida y bebe el agua de letrina con azúcar y té, asegura Camaño, que espera que las autoridades españolas se dignen a llevarles alimentos. El asesor de la CUT asegura que este caso “es una locura sin precedentes desde el punto de vista de los derechos humanos”.