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El percebeiro que remaba de Cangas hasta A Guarda

Benito González dice adiós al “Percebe”, todo un emblema en el puerto de Cangas, que entró en el desguace

El marinero de Cangas, en una foto del álbum familiar, trabajando al percebe en las islas Cíes. | // FDV Cristina González

Lola Brun, mujer y madre de una saga de marineros en Cangas, prepara la comida con la alegría con la que siempre se la ve en Alfredo Saralegui. Desde esta calle de restaurantes se ve su comedor y la cocina de la casa. Se asoma a la puerta para llamar a comer a su marido Benito González Fernández, en medio del griterío de los turistas, sentados en las terrazas, y que estos días invaden Cangas. Con 87 años, Benito se ha despedido del barco de su vida, el “Percebe” que ha tenido que acabar en el desguace y con el que faenó desde 1965 después de varios años de trabajo en gamela a remo.Era un emblema en Cangas

Muchas noches veíamos la muerte en los ojos”, asegura Benito González Fernández, recordando aquellas travesías que, de joven, hacían en gamela, a remo y a vela, desde Cangas hasta A Guarda para coger percebe. Sus ojos azules, que resaltan por encima de la mascarilla sanitaria, delatan las muchas horas que Benito ha estado, en su vida de percebeiro, golpeado por el mar cuando iba con el rastro a arrancar los crustáceos en las rompientes. Benito vivió la época de la gran “fame”, no era la vida de ahora, “con 10 años o menos ya te llevaban al mar”, recuerda orgulloso de aquellas hazañas en gamelas de tres o de dos hombres. En muchas de esas travesías fue marinero con él, Celestino Pintos, fundador después del restaurante Casa Simón, el mismo en el que el cantante Julio Iglesias, haciendo un canto a la Galicia de su padre, disfrutaba de una buena fuente de marisco en esos años que sí eran dorados.

De aquellos remos y velas Benito González se pasó al motor, primero con el “Marina”, que tenía con un socio y después con el barco de su vida, el “Percebe”. A sus 87 años habla con nostalgia de este pesquero de unos 10 metros de eslora, de madera de pino y de roble que acaba de entrar en el desguace y con el que el puerto de Cangas pierde uno de sus emblemas. Con el “Percebe” tanto acudió Benito González a faenar como a muchos naufragios, en algunas ocasiones para salvar vidas y, en otras, para retirar cuerpos.

El marinero de Cangas trabajando al percebe en una imagen de archivo en las Cíes. Fdv

Este percebeiro, oriundo de la Serra Poniente de Darbo, asegura que mandó construir el barco en los astilleros Victoria de Meira en 1965 y con él faenó hasta su jubilación con 73 años. Lo cuidaba con el alquitrán que se le daba antes a la madera de las embarcaciones para su mejor conservación, consciente de que era la fuente de ingresos que le ayudó a sacar adelante a una familia con cinco hijos. Por el barco, Benito González y su mujer Lola dejaron la casa de Darbo para ir a vivir frente al muelle de Cangas, porque había que vigilar el barco que a los 60 días detenerlo ya se fue a las rocas frente a la alameda nueva, en un temporal en el que otros barcos también quedaron varados al arrastrar unos los muertos del fondeo de otros.

Benito recuerda acudir con el “Percebe” cuando fue la catástrofe del “Polycommander” en la ría de Vigo, en 1970. El petrolero noruego encalló en los bajos de la isla de Monteagudo, en Cíes. También acudió a la tragedia del naufragio del “Marbel” en enero de 1978. El barco, con 36 marineros de los que 27 fallecieron, explotó junto a Cabo Silleiro y el temporal lo arrastró hasta la Cíes. El cuerpo del capitán, recuerda, apareció en Baiona, arrastrado por la corriente del mar. Era de Loira (Marín), como también el patrón de pesca, cuyo cadáver apareció en el lago de la isla. Otro cuerpo, recuerda Benito González, estaba irreconocible. Asegura que fue el “Carolo”, de Canido, el barco que recogió a los nueve tripulantes con vida y al día siguiente volvieron juntos para seguir el rastreo.

En todos estos años en el mar a bordo del “Percebe” también tuvo que hacer frente a la desgracia de sacar del fondo del mar a un chaval de 17 años, en Toralla. Estaba buceando y no subió. El sireno de la isla fue quien le dio el aviso y localizó el cuerpo. En Cangas apareció un hombre ahogado que apareció encadenado, y que se sospechó que murió en Liméns en donde apareció un resto de su cuerpo. En A Guarda también tuvo que recuperar del mar el cuerpo sin vida de hombre flotando :“Fuimos alertados por personas desde tierra”

No todo fueron fallecidos. Benito González recuerda el rescate del hijo de un comandante de Vigo que había salido en las piraguas de aquel entonces, de madera y lona, y había volcado frente a Tirán: “Me lo encontré de forma accidental”.

Tenía la licencia de barco taxi en la ría

La historia del barco el “Percebe” está ligada también a la época de cuando la administración otorgaba licencias de taxi a determinados barcos. El de Benito González la tenía y durante un tiempo era avisado para cruzar la ría, solo de noche, cuando había personas que perdían el transporte regular o para llevar a turistas. El veterano marinero de Cangas recuerda las horas y horas que estuvieron en Cíes llevando a José Cruz Martínez, comandante de Intendencia; y Felipe Barxas, comandante en la ETEA, para realizar un estudio sobre cormoranes y gaviotas. El “Percebe” también era el barco de recreo para que la familia pasara fines de semana en la Cíes. La vocación marinera la llevan todos dentro e incluso las terceras generaciones. Una de sus nietas ya es capitana a bordo de un barco de altura en aguas de Malvinas, después de haberse iniciado como patrona en los barcos del transporte regular de pasajeros. Benito González, siempre que puede y la salud se lo permite, acude a diario a reencontrarse con el muelle de toda su vida.

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