“El abuelo un día, /Cuando era muy viejo,.../ Me tomó la mano/ Y yo me di cuenta / Que ya se moría. /Y entonces me dijo, / Con muy pocas fuerzas /Y con menos prisa, /prométeme, hijo,/Que a la vieja aldea /Irás algún día, /Y al viento del norte /Dirás que su amigo, /A una nueva tierra /Le entregó la vida”.
Esta letra de Alberto Cortez dedicada al abuelo emigrante hacía saltar las lágrimas a los ojos cuando el cantautor, ya fallecido, se subía a los escenarios, como ayer también ocurrió con los “abuelos” en la residencia de mayores DomusVi de Cangas, en Aldán, en donde se conmemoró el Día del Abuelo, como en otros centros de la compañía, que organizó un macro encuentro digital de residentes con nietos, bisnietos o tataranietos separados por la distancia. Ellos son los supervivientes de aquella primera ola del COVID-19 que en 2020 se llevó tantas vidas por delante y por eso, el acto era doblemente emotivo.
El animador sociocultural de la residencia, Francisco Chapela, con el apoyo de la directora, Laura Cancelo, quisieron que los residentes que tienen lejos a sus familias, pudieran tenerles más cerca y disfrutar de unas horas de armonía y relajación.
Chapela explica que muchos familiares de residentes -en Aldán viven 151 personas- están en Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Madrid o al otro lado de Galicia y no pueden verles, incluso llevan años sin estar con sus nietos. Así que desde este centro, el animador se puso en contacto con las familias para celebrar este día y que enviaran cartas, dibujos, fotografías o lo que ellos consideraran -incluso llegaron regalos- para entregar a sus seres queridos en la residencia. Al menos con cuatro se pudo realizar videollamada con familiares en Inglaterra, Madrid o Ferrol.
Francisco Chapela asegura que a él le saltaron las lágrimas leyendo algunas de las cartas, como también se emocionaron estos mayores que disfrutaron de una tarde muy emotiva y cargada de sentimiento. Muchos de ellos tienen dificultad para leer y Chapela se las leyó as cartas, con interrupciones por la emoción, como la que le leyó a una mujer que no ve a su nieto desde hace 8 años y que, en el mismo acto, -él vive en Canarias- le dio la buena noticia que en una semana estaría con ella.
Esta residencia, que fue tan castigada en la primera ola del COVID, vive hoy momentos de tranquilidad y, día a día, se trabaja para recuperar la normalidad después de que sus residentes recibieran las primeras vacunas, como la población más vulnerable, contra el virus.
La directora asegura que las visitas están permitidas todos los días de la semana y con dos personas por familia, aunque con cita previa; y desde hace un mes se permite también la entrada de niños. Al disponer de una amplia zona al aire libre, se ha ampliado el aforo al poder realizar las reuniones en el jardín, asegura Laura Cancelo.