Los puertos de Bueu y Beluso eran prácticamente los únicos de Galicia en los que el ente público Portos de Galicia seguía asumiendo el coste del suministro de agua y luz a los barcos de pesca. Pero el grifo se ha cerrado y el interruptor ha pasado a modo apagado. Literalmente. Portos cortó el servicio hace unos días ante el malestar por parte del sector, que ahora negocia con la Cofradía de Bueu cómo recuperar y costear estos servicios básicos para la flota.
El patrón mayor del pósito, José Manuel Rosas, reconoce que Bueu era prácticamente una excepción en el mapa portuario autonómico. Desde hace tiempo Portos de Galicia decidió cortar este tipo de servicios para ahorrar costes y los puertos de Bueu (con dos pantalanes) y el de Beluso (con uno) eran los únicos que aún resistían. Cofradía y sector mantuvieron ya una primera reunión para buscar fórmulas para activar nuevamente estos suministros. La fórmula que ahora mismo resulta más viable pasa por que la Cofradía de Bueu se haga con la titularidad de los pantalanes de la tercera lista y que asuma el coste, previo pago de una tasa anual por parte de los armadores. Eso requiere un estudio económico del gasto anual por este servicio y repartirlo entre todos los barcos que se adhieran a este sistema.
En todo caso se trataría de una alternativa provisional. La intención de las partes es solicitar a Portos de Galicia que dote a los pantalanes de la tercera lista de un sistema de suministro de agua y luz que se pueda usar mediante una tarjeta asociada a cada punto de embarque. Desde el pósito entienden que se trata del sistema más justo puesto que cada armador pagaría en función de su consumo real. Es un mecanismo muy parecido al que se usa con otros suministros en la lonja, como el caso de la máquina de hielo.
La flota de Bueu está compuesta por más de un centenar de embarcaciones y no todos los armadores estuvieron presentes en la reunión celebrada hace unos días, por lo que la solución aún se demorará unos días. Algunos mostraban su malestar porque la interrupción el suministro se materializó de manera repentina, sin que previamente se resolviese la forma de mantener un servicio básico para los barcos.
