Más de 30 familias de Cangas residentes en tres edificios de la Calle Seixo llevan más de un año luchando por tener conexión a internet a través de fibra óptica. No logran una conexión de calidad para realizar videollamadas o teletrabajar, como si tienen el resto de inmuebles del entorno, debido a que una vecina de la misma calle se niega a autorizar a la compañía telefónica para que lleve un cable desde su edificio a los colindantes, según explican los afectados. Critican la postura “a pesar de que a la mujer no le perjudica de ninguna forma un nuevo cable desde su caja”.

Los perjudicados, que se reconocen desesperados por la situación, alertan de los “numerosos problemas” que les ha provocado la negativa de esta vecina. “Resulta imposible realizar una videollamada; los niños y los estudiantes no pueden seguir las clases a distancia; el teletrabajo se eterniza y no se puede disfrutar del ocio online con calidad”, lamentan. Entre estos problemas una de las residentes perjudicadas ha llegado a perder dos empleos en las últimas fases de la selección por falta de conexión suficiente para teletrabajar.

Los vecinos cargan también contra la empresa de telefonía por no instalar una nueva caja “pese a que llevamos meses llamando y nos han dicho que sí varias veces”. En enero, ante una nueva petición, les comunicaron que no la instalarían por el “alto coste” que implicaría”.

Los vecinos de estos tres inmuebles se sienten “excluidos y doblemente discriminados”, al pagar el mismo precio que abonarían por una conexión con fibra óptica sin gozar de un servicio de calidad.