Las lluvias que se registraron este fin de semana no crearon grandes problemas en O Morrazo más allá de lo que afectaron a la hostelería, pese a producirse en pleno mes de mayo y coger a muchos desprevenidos. De todas formas Moaña se llevó la peor parte. Lo más peligroso fue un agujero de gran profundidad que se abrió en un camino asfaltado del barrio de O Casal. Agentes de la Policía Local tuvieron que rodearlo con conos para evitar tanto accidentes de tráfico como la caída de algún viandante.

En la céntrica calle Concepción Arenal el viento dejó la rama de un árbol amenazando con caer. Tuvo que ser talada y ayer todavía permanecía al lado de la acera. También se reportaron algunas caídas de señales que tuvieron que atender los agentes municipales, sin que haya que lamentar ningún daño físico.