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Coto a la trampa de A Ramona

Operarios colocando la señal de prohibido en la rampa. | // FARO

La estampa habitual de la marea alcanzando a los vehículos estacionados en la rampa de A Ramona, en pleno centro de Moaña, podría comenzar a tocar a su fin. Portos de Galicia procedió en la jornada de ayer a la colocación de una señal en la que se prohíbe el aparcamiento en toda la zona. La medida se ha adoptado después de los requerimientos recibidos por el ente autonómico desde la Guardia Civil, ante los repetidos episodios de intervenciones para retirar los coches afectados por las aguas.

La señalización pretende impedir que se estacione en el lugar y permitirá sancionar a los conductores que hagan caso omiso de la advertencia, a modo de medida coercitiva para evitar que los coches sean llevados por la marea, en una imagen que se ha repetido a lo largo de más de una década en Moaña.

Según los datos que maneja la Policía Local de Moaña, en los últimos años se han visto afectados más de un centenar de vehículos por la subida de la marea, tanto en la rampa de A Ramona como en la que está situada junto a la Casa do Mar. La media, señalan las mismas fuentes policiales, es de cuatro coches que son alcanzados por las aguas cada mes, generalmente coincidiendo con la celebración del mercadillo de los sábados, cuando se reducen las plazas de aparcamiento en el casco urbano y se incrementa la presencia de personas que acuden o bien al propio mercadillo o a realizar sus compras en el centro.

Así, el modus operandi es muy similar en todos los casos. El afectado deja el coche estacionado durante la marea baja sin percatarse de que esta subirá, y al regresar horas más tarde se lo encuentra cubierto por el agua en parte, con los evidentes daños que sufre el vehículo y la dificultad de poder retirarlo en una maniobra no exenta de peligrosidad, y que en algún caso requirió incluso de la ayuda de embarcaciones.

La necesidad de encontrar una solución a la problemática de la rampa de A Ramona generó incluso un debate hace más de una década sobre la posibilidad de eliminarla para dar continuidad al paseo, toda vez que su uso pesquero era residual, tal y como reconoció en su momento la propia Cofradía de Pescadores. Sin embargo, la idea no cuajó y la zona ha seguido siendo utilizada como un improvisado y peligroso aparcamiento.

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