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Una historia que emerge de entre la maleza de Cabo Udra

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Resurge el pasado militar de Cabro Udra Santos Álvarez

Hoy acogen las instalaciones del aula de la naturaleza de Cabo Udra, su sala anexa y una cafetería, pero en su día fueron barracones integrados en un complejo militar. Más concretamente la Batería J-2 de Cabo Udra, activa durante la Guerra Civil y las décadas posteriores. Una parte de ese pasado ha vuelto a emerger y no precisamente desde la oscuridad, sino bajo un enorme manto de zarzas y tojos. Los trabajos de limpieza que está realizando la Comunidade de Montes de Beluso han permitido dejar nuevamente al descubierto una especie de trinchera o túnel abierto que servía para el traslado de la munición entre el polvorín y los cañones, la propia santabárbara, la base en la que se situaban los cañones que formaban parte de la artillería del destacamento y la caseta de telemetría, donde se realizaban los cálculos para disparar. Unas construcciones que sirven de interesante complemento al aula de la naturaleza y para que los visitantes puedan entender mejor cuál era su función original.

El exterior del aula de la naturaleza de Udra, construida sobre antiguos barracones militares. Fdv

La batería militar se construyó durante los meses posteriores al golpe militar de julio de 1936. El ejército de Franco fue consciente de la importancia de este enclave natural, desde el que se puede vigilar sin problemas toda la ría de Pontevedra. Las instalaciones incluían tres barracones, el polvorín, un puesto de mando y tres cañones “Munáiz-Argüelles”, de fabricación española y de los que solamente se hicieron 68 unidades. El complejo formaba parte del denominado como “cinturón defensivo” de las Rías Baixas, que incluía baterías similares en Cabo Silleiro, Monteferro y O Grove.

La zona donde está el depósito de munición y el polvorín de la antigua batería militar. Santos Álvarez

Las instalaciones de Udra inicialmente estaban adscritas al “Regimiento de Artillería Rías Bajas” y posteriormente al “Regimiento Mixto de Artillería Número 3”. La actividad se mantuvo hasta la década de 1960 y luego fue el destino elegido por muchos “quintos” de Bueu y Beluso para realizar el servicio militar obligatorio. Algunos de los que realizaron la mili en Udra recuerdan que “nuestro trabajo simplemente era estar allí y mantener limpias las instalaciones”.

El uso militar se mantuvo hasta principios de la década de 1980, cuando el Concello de Bueu solicitó al Ministerio de Defensa la extinción del convenio y la devolución de los terrenos. Unos terrenos que en realidad eran de propiedad comunal, tal como reconoció en el año 2007 el Xurado Provincial de Montes después de muchos años de litigios por parte de los comuneros.

El interior de la sala de telemetría para calcular los disparos de los cañones. | // S.Á. Santos Álvarez

La Comunidade de Montes de Beluso incluyó en su plan de trabajo de este año 2021 la limpieza de todo este entorno, que se encontraba completamente emboscado y sepultado por varios metros de altura de vegetación. Una maleza que tapaba una parte de la historia de la parroquia y que además constituía un grave riesgo de incendio. “Aunque se perdió la subvención gestionada ante la Diputación para el Parque Forestal de Cabo Udra acordamos con el Concello que nosotros nos íbamos a encargar de los trabajos de limpieza y roza, que también forma parte de la ley de prevención de incendios, y ellos de la parte de obra en caminos y paneles”, explica el presidente de los comuneros, Xosé Ramón Millán.

El cañón que está en Castiñeiras, a la espera de restauración. | // S.Á.

Así fue como entre tojos, zarzas y falsas acacias volvieron a salir a la luz las bases de los tres cañones “Munáiz-Argüelles”, los depósitos de la munición y el polvorín y una trinchera, de unos 30 metros de longitud y alrededor de 1,5 metros de alto, que los comunicaba. Y entre los laureles, que no se cortaron, está el puesto de telemetría. Los comuneros han colocado una serie de carteles de advertencia para informar a los visitantes del desnivel y del peligro de caídas y piden al Concello de Bueu su colaboración para reforzar la señalización.

La base donde se ubicaba uno de los cañones de la batería de Udra. Santos Álvarez

Los trabajos emprendidos por la comunidad de montes incluyeron una serie de primeros arreglos en algunos senderos y se localizaron varios puntos con nacimientos de agua, aunque la Xunta de Galicia no dio permiso para realizar obras de mejora en estos lugares. En todo caso, la reaparición de las antiguas instalaciones militares de Udra sirven para volver a poner encima de la mesa la idea de recuperar estos espacios para divulgar su historia y recopilar información y fotografías entre los vecinos que realizaron allí el servicio militar.

Un quinto posa encima de uno de los cañones que había en Udra, con la ría de Pontevedra al fondo. | // ARCHIVO

Un cañón que espera su oportunidad

Los quintos que realizaron la mili en Udra cuentan que en aquel entonces los tres cañones ya no funcionaban y que cuando acudía algún destacamento de Pontevedra para realizar maniobras se traían su propia artillería. Esos cañones probablemente hoy ya no existen, pero en el Concello de Cotobade había uno idéntico, procedente de la batería de Monteferro. Estaba en este municipio gracias a una donación del ejército para recordar la leyenda del cañón “de pau” de la Guerra de la Independencia. Esta pieza iba a ser destruida en el año 2015, pero por mediación de la Asociación Defensa y Memoria del Patrimonio Histórico-Militar Abandonado fue trasladada a Bueu con el propósito de restaurarla y colocarla en Udra. Desde entonces espera su oportunidad en una finca del polígono industrial de Castiñeiras y ahora el Concello de Bueu está dispuesto a acometer su limpieza, adecentamiento y traslado a Cabo Udra. El conjunto está formado por una base o cureña y por el tubo del cañón, de 7 y 6,3 toneladas de peso respectivamente.

Los antiguos barracones ahora son un aula de interpretación de la naturaleza. Gonzalo Núñez

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