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Las viviendas de Massó en Bueu esquivan la ruina

La fachada de las antiguas viviendas de Massó, en Bueu, en los números 115 y 117 de la Avenida Montero Ríos. | // GONZALO NÚÑEZ

Las antiguas viviendas de Massó en Bueu, en el frente de la Avenida Montero Ríos, tienen nuevos dueños. Hasta hace unos días la propiedad correspondía a la empresa Frigoríficos del Morrazo, que acaba de vender los dos inmuebles en una operación de la que de momento no se conocen detalles. Los nuevos propietarios estuvieron ayer en el Concello de Bueu para reunirse con los técnicos municipales y trasladarles su intención de adoptar de inmediato las medidas de seguridad necesarias para evitar nuevos desprendimientos a la vía pública. La noticia ha sido acogida con una mezcla de sorpresa y satisfacción desde el gobierno local, que destaca que “existe interés en rehabilitar y sacarle partido a estas casas, que no quedarán como un edificio abandonado”, apunta el concejal de Urbanismo, Martín Villanueva. La normativa urbanística municipal obliga a conservar las fachadas, mantener las alturas y, aunque en el pasado hubo intentos para destinarlas a un uso hotelero, todo indica que tendrán carácter de promoción residencial.

Las dos casas aparecen recogidas en el Catálogo de Bens, Culturais, Naturais e Paisaxísticos que se incluye el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), que les otorga un grado de “protección ambiental”. Están adosadas y ocupan los números 115 y 117 de la Avenida Montero Ríos. La más antigua es la que se corresponde con el número 115, con un color rosado, que está fechada en el año 1864. Esto significa que su construcción la encargó Salvador Massó Palau, el primer miembro de la familia que se instaló en Bueu y abuelo de Gaspar, José María y Antonio Massó, que pasaron sus primeros años en esa vivienda. Con posterioridad, hacia finales de la década de 1920, coincidiendo con la boda de Gaspar Massó se construyó la otra casa, de un color blanco. Curiosamente, a pesar de que es más reciente se encuentra en peor estado de conservación.

El patio interior de la vivienda del número 115, que conserva restos de una antigua salazón. | // FDV

El catálogo de bienes culturales y patrimoniales del PXOM de Bueu destaca de ambas que tienen “características formales más avanzadas que las de la arquitectura popular circundante”. Las fachadas destacan por su “composición simétrica”, en las que sobresalen los balcones y los enrejados del primer piso. Las dos están rematadas por unas llamativas mansardas o buhardillas y se ajustan a las características de otras viviendas de fomentadores catalanes instalados en la costa gallega.

La empresa Frigoríficos del Morrazo se hizo con la propiedad de los inmuebles hace más de 20 años, dentro de la subasta los bienes de los Massó tras el cierre de las conserveras de Bueu y Cangas. En la edificación del número 115 llegó a situarse la oficina de ventas de la inmobiliaria creada por la compañía, O Cuarteirón Massó, y en el piso superior estuvo la notaría, antes de su traslado a uno de los bloques construidos precisamente en la urbanización de la manzana Massó.

Una vista de la escalera del interior de la vivienda construida en 1864.

El primer objetivo de la nueva propiedad es frenar el deterioro de los inmuebles, cuya fachada permanece vallada desde el mes de noviembre debido a una serie de desprendimientos registrados sobre la vía pública y que incluso motivaron la presencia de los Bombeiros do Morrazo. En las próximas semanas deberán aportar en el departamento de Urbanismo un informe técnico en el que se detallen las medidas de seguridad que se adoptarán y permitir así de nuevo el uso del espacio público. Probablemente se colocará un andamio, con lo que se mantendrá una parte de ocupación de la vía pública, y una marquesina de seguridad para evitar que si hay desprendimientos los restos puedan caer sobre la acera. Probablemente también se informe a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural debido a que los inmuebles cuentan con un grado de protección ambiental.

El interior de las edificaciones tiene estructura de madera y en el catálogo del PXOM se destaca precisamente su carpintería. Los técnicos estiman que si se consiguen atajar los problemas de filtraciones de agua y humedades no sería necesario proceder a su atirantado y apuntalamiento.

Parte de la historia de Bueu y de su vinculación con la explotación de los recursos del mar

Los dos inmuebles que hasta hace unos días eran propiedad de Frigoríficos del Morrazo forman parte de la historia de Bueu y están íntimamente vinculados con su pasado industrial, tanto de la salazón como de la conserva. La vivienda que se encuentra en mejor estado tiene en su parte trasera un patio que está construido sobre una antigua salazón. Todavía son perfectamente visibles los antiguos muros y el contorno de los huecos de los pilos, que fueron tapados. Sobre una de las galerías laterales se construyó en su día una planta que sirvió como atador de redes de la fábrica. En esa estancia destaca un mapamundi pintado sobre la propia pared, que todavía se conserva y que posteriormente fue integrado en la decoración cuando este espacio fue reconvertido en una suerte de sala de juntas.

El mapamundi pintado sobre la pared del antiguo atador de redes. | // FDV

Algunas fuentes consultadas estiman que, teniendo en cuenta las amistades de los Massó dentro de los círculos artísticos, es posible que fuese pintado por alguno de los artistas gallegos de la época, como Urbano Lugrís. En la vivienda situada en el número 117, que sirvió como residencia a Gaspar Massó y a su familia antes de trasladarse a Vigo, también había vidrieras que fueron diseñadas por el artista Federico Ribas, que tenía una estrecha relación con los industriales y que se encargó del diseño gráfico de la conservera. Esas ventanas fueron desmontadas para su conservación y posteriormente fueron donadas para que se integrasen en los fondos del Museo Massó.

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