La Secretaría General de Pesca prepara una orden para fijar las posibilidades y las cuotas individuales de pesca de la flota del cerco, un documento que está levantando una enorme marejada entre la flota de bajura. En la práctica supone dejar en la estacada y sin opciones de trabajar a un total de 36 barcos del caladero nacional Cantábrico-Noroeste. Los cerqueros gallegos son los más afectados porque suponen 33 de esas 36 embarcaciones, entre las que hay dos de Bueu: “Marín de Bueu” y “Novo Xouba”.

El borrador del texto que se acaba de conocer establece que los buques que no tengan reconocidas al menos el 0,5% de las posibilidades de pesca de caballa y jurel asignadas al cerco del Cantábrico y Noroeste no podrán trabajar. El borrador de la resolución dice, literalmente, que estos barcos “deben abandonar la pesquería de cerco” en este caladero y se “cancelará” su autorización.

Ese texto añade que esto “no significa que esos buques salgan del censo de cerco Cantábrico y Noroeste, pero sí que no pueden hacer pesca dirigida a ninguno de los stocks propios del cerco en este caladero”. ¿Qué viene a significar esto? Pues que esas embarcaciones pueden seguir en el censo del cerco, pero sin poder salir a faenar. Una prohibición que no solo afecta a la captura de la caballa o del jurel, sino a todas las especies objetivas del cerco, como la sardina, chincho o bocarte.

El patrón mayor de Bueu y presidente de las cofradías de Pontevedra califica la medida de "incomprensible" y "barbaridad"

“Es una medida más que incomprensible, una auténtica barbaridad”, afirma el presidente de la Federación Provincial de Cofradías de Pontevedra y patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas. Ayer mismo ya trasladó la problemática a la Consellería do Mar, a la federación autonómica de cofradías y a la nacional. “Espero que haya alegaciones por parte de todas las instancias y que se tengan en cuenta para que se reconozca el derecho a seguir trabajando de esta parte de la flota”, afirma.

En Bueu hay media docena de cerqueros y hay dos a los que los cambios que pretende introducir la Secretaría General de Pesca –que depende del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación– afecta de lleno. Uno de ellos es el “Marín de Bueu”, cuyo armador y patrón, David Simes, mostraba ayer su preocupación e indignación por un cambio que deja en el aire su futuro y el de sus tres tripulantes. “Si somos un barco del cerco y no nos dejan pescar las especies del cerco, ¿a qué vamos al mar?”, se pregunta.

El "Marín de Bueu" no tiene históricos de pesca porque no estaba obligado a llevar diario de a bordo, pero afirma que sí hay notas y registros oficiales de venta en las lonjas

El “Marín de Bueu” es uno de los cerqueros más pequeños de la flota gallega y, después de una obra de ampliación, tiene una eslora de 10,30 metros y una cuota de pesca asignada de 0,19%, muy lejos del 0,50% que exige la nueva resolución que se prepara desde Madrid. “Pedí ese 0,50% pero no me lo daban porque alegan que el barco no tiene históricos [registros de venta]. La verdad es que cuando no llegaba a los 10 metros no estaba obligado a presentar diario de a bordo, donde aparecen reflejadas las capturas, pero sí hay ventas oficiales y registros en todas las lonjas del entorno”, argumenta. El “Marín de Bueu” es un cerquero con mucha historia, que primero perteneció al padre de David Simes y que él le compró hace ya siete años. “Lo que me vienen a decir ahora es que me dejan pertenecer al cerco, pero no pescar. Es un ‘no te echamos fuera, pero tampoco trabajas’. Un verdadero sinsentido”, se queja.

El “Marín de Bueu” es además uno de los socios que forma parte de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), que también prepara alegaciones contra el borrador en el que trabaja el ministerio. El patrón mayor bueués defiende que Xunta, Acerga y federaciones de cofradías deberían trabajar en conjunto para “frenar la injusticia que se quiere cometer”.

Acondicionar un barco del cerco para trabajar en otro oficio supone una elevada inversión, tanto en obra como en la compra de aparejos

Las embarcaciones de este arte tienen además otro problema añadido. Debido a sus características y diseño solo están preparadas para trabajar en el cerco, por lo que intentar cambiar de oficio significaría una elevada inversión para modificar el buque y para dotarse de los aparejos necesarios. Por si fuese poco la propuesta de resolución supone en la práctica una devaluación del valor de estos barcos. “Si tengo una embarcación del cerco, con licencia nacional y que no puede trabajar, ¿cuánto cuesta ahora mi barco? ¿Quién querría comprarlo?”, acaba preguntándose este armador bueués.

De momento espera poder seguir trabajando gracias a que lo cubre la cuota de Acerga, aunque “eso es un parche, no una solución”. Dentro de la propia flota del cerco de Bueu el resto de barcos han empezado a mostrar su preocupación y solidaridad con los afectados y reclaman una actuación conjunta para que sus compañeros puedan seguir faenando y viviendo del mar.