Cinco trabajadores iniciaron ayer por la mañana la reparación integral del dique de abrigo de A Mosqueira, que había entrado en funcionamiento el pasado mes de julio y que, con los temporales de su primer invierno operativo, ha sufrido daños estructurales importantes. Los más graves ocurrieron el pasado fin de semana, cuando al golpearse los módulos de hormigón debido al fuerte oleaje se abrió una brecha por la que salió al mar parte del porexpán que permite que la estructura flote, originando un vertido que llegó al propio arenal de A Mosqueira y cuyo material fue retirado por los propios vecinos de la zona. Este vertido aceleró los trabajos de reparación que ya estaban previstos desde comienzos del mes de febrero.

La intervención para salvar el nuevo dique de abrigo y volver a convertirlo en una estructura plenamente operativa y sin riesgo de nuevos destrozos, implicará un trabajo de varios días. Desde Portos de Galicia señalan que los operarios estarán desplegados a lo largo de toda la semana que viene. El trabajo tiene como objetivo principal asegurar la estructura antes de que el próximo temporal de viento azote las costas de la comarca.

Atajando la zona con la estructura metálica a la vista. | // G.N.

La reparación consiste en el sellado de la parte de hormigón con brechas y también se reforzará la estructura que une cada módulo y que se partió con los temporales que este invierno están azotando el litoral de las Rías Baixas.

A mayores, se instalarán prótesis de refuerzo metálicas en las cabezas de los distintos módulos. El choque entre estas zonas de separación hizo que, ya desde enero, quedase a la vista parte de la estructura metálica interior del hormigón, lo que alertó a los bateeiros.

Pescadores aficionados, bateeiros y viandantes se acercaron ayer a presenciar parte de las obras, al verse sorprendidos por la presencia de cinco operarios en la estructura flotante, a la que llegaron con ayuda de una pequeña lancha a motor.

Los próximos días está prevista la intervención de buzos para atajar las partes submarinas que debían unir los bloques y que se rompieron por los temporales.

La Xunta había invertido en esta mejora de las instalaciones portuarias de Moaña un total de 650.000 euros. Desde finales de 2019 la empresa adjudicataria de la construcción estuvo dando forma a los bloques de hormigón, que entre marzo y julio fueron trasladados desde A Coruña a Moaña para fondearlos con una grúa de gran tamaño, remolcarlos a la zona de abrigo con ayuda de un barco y fijarlos tanto al fondo como entre sí.

La estructura parte de la punta del rompeolas de O Con, y, tras un pequeña separación, se extiende con un brazo de hasta 140 metros de largo dispuestos a través de siete módulos de 5 metros de ancho por 20 de longitud cada uno de ellos. Se cimentaron mediante líneas de fondeo formadas por una cadena de 40 milímetros.

Este dique flotante se convirtió en una realidad al ser la solución encontrada por los técnicos de la Consellería do Mar tras años de estudios para ampliar el muelle, después de un primer intento fallido debido a la gran cantidad de lodos que se acumulan en los fondos. De hecho, aquel intento de hace una década había dejado los bloques de hormigón en la explanada de la instalación portuaria, al tener que descartar la obra. Finalmente, se retiraron para utilizarlos en la construcción del puerto seco de Meira, en la antigua isla de Samertolaméu.

Desde que en octubre comenzaran los temporales del otoño, los bateeiros mostraron su satisfacción por el funcionamiento de este abrigo, hasta el punto de que pudieron amarrar, por primera vez en esa época del año, balandros en la cara exterior de la dársena principal del muelle de A Mosqueira.

Segunda fase

La obra supuso, sin embargo, solo la primera fase de una actuación que deberá continuar a corto plazo con la instalación de un pantalán flotante en forma de “T” que parta de la mitad del muelle actual, en la lámina interior. Deberá ganar amarres para uso de los bateeiros, pues desde hace años deben abarloar en varias hileras, lo que dificulta el trabajo diario del sector al provocar retrasos a la hora de salir a faenar cada jornada. Las previsiones iniciales hablan de 15 amarres nuevos en el futuro finger.

Además de los problemas de abrigo que tienen los bateeiros que amarran en este muelle urbano, el sector mejillonero de Moaña también espera, desde hace años, por algún tipo de abrigo en la dársena de Domaio, que no pueden utilizar durante los temporales, teniendo que trasladar los balandros a San Adrián (Vilaboa).