Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La “zona cero” un año después

Recibimiento cariñoso, el 1 de abril de 2020, a la familia que había sufrido los primeros contagios. | // G.N.

Hace un año Moaña se convirtió en el epicentro de las noticias relacionadas con la pandemia de COVID-19 en Galicia, al constatarse en esta villa el primer caso en todo el área de Vigo que acabó con cuatro miembros de una familia dando positivo. El primer contagiado, Daniel Aldea, ingresó el 1 de marzo de 2020 en el Álvaro Cunqueiro y acabó sufriendo como pocos. Tras unas primeras jornadas consciente, su estado empeoró, tuvo que ser trasladado a la UCI y pasó 19 días en la misma, sedado, hasta el miércoles 25. No pudo regresar a su casa y recuperar, poco a poco, la normalidad hasta el 1 de abril, un mes después y tras conseguir superar el virus. El caso saltó a la luz sobre todo al conocerse que habían hecho la prueba al hijo de su pareja, alumno del instituto A Paralaia, lo que llevó a los servicios epidemiológicos de la Xunta a desplazarse al centro escolar para establecer la forma de actuar y tranquilizar a las familias. La alerta saltó en el centro escolar el 5 de marzo.

Solo ha pasado un año, pero lo que ahora son protocolos asumidos por todos suponía entonces una incertidumbre entre la comunidad escolar. Casi nada se sabía de este virus y no había antecedentes de estudiantes contagiados.

Además del primer positivo y del joven estudiante, también se contagiaron su madre y una sobrina de ésta. Al margen de Daniel Aldea, el resto no desarrolló síntomas y pasó la cuarentena en una vivienda, como han tenido que afrontar, desde entonces, cientos de vecinos de O Morrazo. El primer infectado apuntó, como posible lugar de contagio, una gasolinera en Benavente en la que había parado en un viaje a Madrid.

Ha pasado un año y la primera familia que sufrió las consecuencias de la pandemia en Moaña apuesta por la discreción, con la intención de olvidar todo lo ocurrido y dejar atrás aquellas amargas semanas.

Igual ocurre en la comunidad escolar de A Paralaia. Como todos los centros han sufrido más contagios este curso, pero la angustia ya no es la misma. “En marzo de 2020 nos cogió a todos el toro en España. Había un gran desconocimiento de la pandemia. No existían todavía protocolos activados y actuamos más por sentido común”, recuerda el director del centro, Álvaro Rodríguez.

El director señala que, aunque entonces solo era solo un caso, “ahora nos sentimos algo más seguros, con protocolos claros”. Advierte, de todas formas, de que “la pandemia no acabó. Hasta que no haya una vacunación generalizada hay que insistir en seguir cumpliendo las normas como la distancia de seguridad, la desinfección y el uso de las mascarillas”.

El director de A Paralaia en los circuitos del centro.

Desgaste emocional

Desde la dirección de A Paralaia señalan que la respuesta de los alumnos para cumplir con los protocolos “fue muy buena desde el inicio del curso”, pero nota “una sensación de cansancio” y, sobre todo, “mucho desgaste emocional entre los jóvenes. Pienso que vamos a tardar en recuperar la normalidad de esas secuelas emocionales”.

El presidente del Anpa, Jesús Rodríguez, recuerda también lo ocurrido. “Entonces recibimos muchísimas llamadas de familias preocupadas. Es verdad que teníamos miedo pese a que el instituto actuó muy bien y fue un ejemplo para toda Galicia. Entonces no me atrevía a decir a los padres si tenían que enviar a sus hijos al colegio o no, porque debía ser una decisión de cada familia”, concluye.

“La falta de información nos hizo afrontarlo con serenidad”

El director del instituto A Paralaia, Álvaro Rodríguez, explica que, pese a carecer de protocolos fue precisamente el desconocimiento de la gravedad del virus lo que les hizo afrontar “con serenidad aquella situación”. Reconoce que algunos docentes “sí que sufrieron momentos delicados por el susto, pero eso depende de las personas. Yo soy una persona tranquila. Nos centramos en seguir las pautas que nos daban las autoridades sanitarias”. Tanto el Anpa como el profesorado tenía malas perspectivas al comienzo del presente curso. “En septiembre el horizonte se planteaba muy negro, pero creo que todos los centros están actuando bien”. Rodríguez señala que “somos incluso más prudentes que los protocolos. Ningún alumno se ha contagiado en este instituto. Los casos suelen proceder de reuniones familiares, como se vio en Navidad”.

Compartir el artículo

stats