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Entroido a la inversa.

La dichosa pandemia ha cambiado las tornas, y en vez de estar los disfraces en las calles y los curiosos en las ventanas mirándolos pasar, aquí sucede al revés. Ejemplo de ello vemos en esta casa del frente marítimo de Moaña, donde los curruvellos miran con expresión de sorpresa a los paseantes, que les devuelven la mirada extrañados por las vueltas que da la vida...

Sin Enterro da Sardiña ni del Mexilón, del Momo o del Paxaro de Mal Agoiro

Atípico fin de semana carnavalero el que nos deja el COVID-19. Tal día como hoy, las calles de Moaña y Bueu estarían repletas de gente disfrutando como se merece la luctuosa noticia del paso a peor vida de la Sardiña y del Paxaro de Mal Agoiro, fin del período de gracia de Don Carnal tras las exequias del Momo en Cangas, el Mexilón en Aldán, el Loureiro en Coiro o la Xoubiña moañesa, entre otros funerales de cuerpo presente. Pero ya deja muy claro la liturgia al afecto que muere el cuerpo, mas el alma es eterna, y el Entroido regresará en alma y carne para deleite de tantos mortales que no están dispuestos a pasar por este mundo sin disfrutarlo a tope. ¡Viva el Carnaval!

Nada de celebraciones de extranjis

Algunas lenguas pregonaban estos días que pondrían colofón al Entroido saltándose las normas sanitarias, porque el Entroido también es transgresión. Pero en la práctica imperó esa cordura que no está reñida con la fiesta y la diversión y es pariente de la solidaridad. Mejor aplicar el “sentidiño” y avanzar hacia tiempos mejores, que vendrán. Primero es la salud, y luego ya habrá oportunidades de gastarla con fiesta rachada.

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