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Extrañeza y dolor

Representación de Ubú Rey por Teatro de Ningures. | // FDV

Suena el teléfono a última hora de la tarde y María Armesto, la directora de la Mostra de Teatro de Cangas, me dice que ha muerto José Manuel Pazos. Quedo paralizado sintiendo que con José Manuel una parte importantísima de mi vida también desaparece. Y aunque sabía de su enfermedad, no sabía que su muerte iba a estar tan próxima. La extrañeza y el dolor se apoderan de mí. Conocí a José Manuel y a Casilda Alfaro en 1987, en el Festival de Cadiz, donde yo había ido con Suripanta Teatro de Badajoz y con el espectáculo “Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.” de Valle-Inclán. Y allí en Cadiz, en un curso con el gran maestro colombiano Enrique Buenaventura, conozco a José Manuel y a Casilda Alfaro. Y aquel encuentro va a cambiar mi vida. El Teatro de Ningures, del que José Manuel era uno de los fundadores, pasó a convertirse en una de mis casas teatrales, además del Teatro del Norte o Suripanta Teatro. José Manuel me pide que les dirija un espectáculo – yo era un director que estaba comenzando su carrera - y yo les propongo “Ubú Rey” de Alfred Jarry. Nunca olvidaré a José Manuel, que también actuaba, montado en un caballo de madera con reminiscencias Kantorianas. José Manuel caía del caballo y volvía a subir. No se rendía nunca. Lo mismo que el hizo a lo largo de toda su vida. Desde la Escuela de Lubian hasta la alcaldía de Cangas, pasando por el Parlamento Gallego. Como olvidar el hermoso espectáculo sobre Maria Soliño que no solo escribió, sino que también interpretó. Espectáculo que con alguna variante se sigue representando en Cangas cada año. Gracias a José Manuel pude dirigir a Teatro de Ningures en espectáculos muy diversos que sin duda forman lo mejor de mi carrera como director. Y aunque José Manuel ya no actuaba, siempre estaba allí, haciendo la versión del texto, traduciéndolo al gallego, discutiendo con su dialéctica perfecta. No solo era el autor de los textos en gallego, era también el ayudante de dirección, el perfecto asesor literario y teatral. Como olvidar sus adaptaciones de “El Tartufo” o “Misericordia”. Y José Manuel siempre presente, con su retranca gallega, proponiéndome cambios, y yo, como buen director, negándolos, aunque sabía que él tenía razón. Cuando iba a ensayar a Cangas vivía una borrachera de ideas al lado de José Manuel, comiendo con él, cenando con él, explicándome la política gallega y la nacional, y siempre con su inmenso cariño, su inmenso humor y unas interminables ganas de cambiar el mundo, que siempre han estado presentes en su generación y en la mía, que es la misma. José Manuel, con los demás compañeros de Teatro de Ningures, crea La Mostra de Teatro de Cangas, convierte a Cangas en una de las escasas capitales del teatro gallego, contribuyendo decididamente a la construcción del Auditorio de Cangas que, de alguna manera va a cambiar todo el panorama teatral de Cangas. A mí, como foráneo, me parecía sorprendente la actividad teatral de Cangas, que yo no veía en Asturias. Y toda esa actividad se la debemos a José Manuel, en la vanguardia o en la retaguardia, pero siempre ahí, luchando hasta el final. Sin José Manuel y el Teatro de Ningures, sin la posibilidad que me dieron de hacer una docena de espectáculos maravillosos, yo hoy no sería el director que soy, y posiblemente mi relación con el teatro sería otra. Saber que José Manuel se ha ido es saber que una parte importantísima de mi vida también se va, y esa desaparición siempre es dolorosa, pues de alguna manera te indica que el Teatro de Ningures, como lo conocí, nunca más va a volver, y yo tampoco volveré a ser el de entonces. ¿Quién recogerá el legado de José Manuel? ¿Quién continuará su obra teatral? ¿Existe gente joven capaz de recoger esa antorcha? ¿Acaso la generación pos dramática piensa que todo lo que José Manuel hizo no tiene ningún valor? Que ajenos están a la realidad. José Manuel adapto y tradujo al gallego obras de Lorca, Moliere y Sófocles, escribió obras de teatro, poemas, interviene en la creación de la Revista Galega de Teatro, etc. y haciéndolo todo en silencio, sin ofender a nadie, con una sonrisa permanente. Espero que la antorcha teatral de Cangas, que Jose Manuel alentó, no desaparezca para siempre. Que siga viva iluminándonos a todos, público y actores, y que el Teatro de Ningures renazca de sus propias cenizas. Estoy seguro que eso sería lo que más le gustaría a Jose Manuel y a todos los que, como él, amamos el teatro. Finalmente, y aunque no sea gallego, pido al nuevo alcalde de Cangas y al resto de la corporación municipal que el Auditorio Municipal de Cangas lleve el nombre de José Manuel Pazos. Se lo merece.

*Director y actor asturiano, fundador de Teatro del Norte

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