La hostelería está pagando los platos rotos de la crisis sanitaria, con restricciones que no sufren otros sectores. Esto provoca malestar entre los hosteleros de la comarca y algunos temen tener que echar el cierre ante tantas restricciones. Un establecimiento que todavía no reabrió sus puertas desde el confinamiento de primavera es la Adega de Amadeo, un restaurante situado en Meira que también puede ser considerado un “museo” por el empeño de su propietaria, Rosa Sampedro Chapela en recoger, restaurar y exponer en el restaurante distintos aperos de pesca y labranza o elementos como planchas o máquinas de coser históricas.

“Como restaurante ya no volveremos a abrir. En junio sufrí un accidente en una pierna que me impidió abrir en verano y el continuo cambio de normas desde entonces hace inviable volver a reabrir”, explica Rosa Sampedro.

Esta hostelera, que lleva trabajando en su restaurante desde hace 22 años, reconoce que “muchos clientes nos preguntan por redes sociales si vamos a reabrir” y buscará “reinventarse” en tiempos de pandemia para mantener con vida un espacio con tintes de museo. “Aprovecho que está cerrado para realizar alguna remodelación con vistas a otro tipo de negocio. Pienso en algo como una casa rural, con menos exigencia de trabajo. Pero sería a medio plazo”, explica. “Es un local de 200 metros cuadrados, con jardín. No me resisto a dejarlo cerrado”, indica.

Algunos de los conocidos de Rosa Sampedro le propusieron alquilar el inmueble “pero llevo mucha historia con este restaurante”, explica para argumentar por qué luchará por mantener el espacio abierto aunque tenga que hacer frente a tantos contratiempos como los que trae consigo la pandemia.

Aunque los moañeses y visitantes llevan casi un año sin poder comer en la Adega de Amadeo ni disfrutar de objetos como libros históricos e incluso un lagar rehabilitado, su propietaria descarta, a sus casi 60 años, dejar de trabajar y busca nuevas alternativas.