Unos niños en Cangas muestran sus regalos de Reyes. | // S.Á.

Niños en Moaña con bicicletas, un clásico entre los regalos. | // S.Á.

Aprendiendo a montar en bicicleta. | // SANTOS ÁÑLVAREZ

Melchor, Gaspar y Baltasar volvieron ayer a mediodía a la excolegiata de Cangas, como todos los años, para la misa de la Epifanía, que conmemora la adoración de Jesús por los Reyes Magos. Desde que está como párroco Severo Lobato, esta misa fue adquiriendo más realce con la representación física de esa adoración y la entrada de sus Majestades de Oriente en el templo para seguir, sentados junto al belén, la celebración, y hacer entrega del oro, incienso y mirra al niño Jesús en el pesebre.

Aunque emotiva, fue más sencilla que las de otros años, debido a las restricciones por el COVID y con menos jolgorio, quizás, ya que los Reyes solían hacer entrega de regalos a los niños al acabar la celebración. El año pasado se entregaban una treintena de regalos, en un acto organizado por las personas de la catequesis y las propias familias que reservaban la entrega de uno para esta misa. Los más pequeños se agolpaban en torno a Melchor, Gaspar y Baltasar, en el día, quizás más feliz de sus vidas, cuando reciben los regalos que esperan desde hace un año. Ayer, no hubo regalos para los niños, pero sí chocolatinas y bombones.

En la excolegiata todo fue más silencioso pero el jolgorio estaba ayer en las calles. El sol acompañó a que los pequeños salieran con sus nuevos juguetes a las calles de las localidades de la comarca para encontrarse con sus amigos y mostrar sus “premios” por su buen comportamiento en un año tan complicado. “¡Tengo una tablet. Es lo que había pedido!”, le exclamaba una pequeña a una amiga, de la mano de su madre, cuando se encontraron en una acera. “!A mí me regalaron la muñeca¡” le respondía la amiga.

En Bueu, no hubo la tradicional procesión de Santos Reis en la capilla de O Valado, debido a las restricciones del COVID, y las tres imágenes permanecieron en la iglesia parroquial presidiendo la misa de la Epifanía.

En este sentido, fue un día de Reyes más recogido, aunque los niños, que son los grandes protagonistas de la jornada, disrutaron con sus regalos, a la espera ahora de cargar pilas para el regreso a las aulas.