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El grupo ecologista GEMO urge regular los fuegos artificiales, incluso que sean insonoros

La iniciativa, aprobada en Moaña, se presenta ahora en los Concellos de Cangas y de Bueu

Javier Giráldez, en Moaña. | // FDV

El nuevo grupo ecologista de Morrazo (Gemo), que preside Javier Giráldez, sigue con la iniciativa de instar a que se regule el uso de la pirotecnia en la comarca, mediante bandos de los concellos para minimizar sus efectos bandos e incluso el empleo de pirotecnia sin ruido ni explosiones en espectáculos subvencionados por la administración. La misma solicitud que presentó y se debatió en el pleno del 29 de diciembre en Moaña, la presentó esta semana en los Concellos de Cangas y Bueu. En Moaña quedó aprobada con los votos del bipartito BNG-PSOE y del concejal independiente de XM, y la abstención del PP, quedando retirado el punto tres de la moción, puesto que no hay ordenanza en estos momentos, pero sí se aprobó editar bandos informativos para hacer un llamamiento a la responsabilidad en el uso del material pirotécnico, así como preparar una ordenanza donde se recoja el uso de la pirotecnia por personas responsables y que no se exceda el límite de decibelios.

Giráldez señala que la celebración de fiestas tanto públicas como privadas, está asociada al uso de la pirotecnia, (petardos, fuegos artificiales...) con evidente efecto acústico que ocasiona molestias, señala el presidente de GEMO, a personas con TEA (Transtorno del Espectro Autista), hiperacusia, personas mayores, enfermas o hospitalizadas, así como a la infancia. Reprocha que en muchos municipios no exista una regulación al respecto y su control, dice que es prácticamente inexistente, tan solo reducido a los establecimientos de venta y condiciones de la misma.

Al margen de los perjuicios a personas, Giráldez señala que cierta pirotecnia se utiliza en lugares públicos, muy concurridos, con casos de accidentes graves, incluso entre menores de edad, causan riesgos de incendios forestales y efectos a los enfermos respiratorios y cardiovasculares por la contaminación ambiental. Confirma que la Organización Mundial de la Salud cifra en 120 decibelios el umbral máximo de ruido a partir del cual se pueden generar daños en el oído y los fuegos pirotécnicos más potentes, pueden superar los 170 decibelios.

Giráldez también incide en los efectos del ruido pirotécnico sobre los animales y cómo los perros huyen con el ruido, pudiendo acabar víctimas de accidentes o perdidos: “Todos los años se dan multitud de casos de desapariciones de animales durante la noche de Fin de Año”.

Entre las medidas que propone está el control de la venta y manipulación de los artefactos, la reserva de espacios alejados de las zonas habitadas para su uso (petardos y voladores) y en los fuegos, al margen de la posibilidad de emplear pirotecnia insonora, “bastaría una buena campaña de comunicación en los días y horas en los que tenrán lugar para que los afectados tomen sus medidas”. Pone ejemplos de otras ciudadades como Córdoba, que dictó un bando en diciembre aludiendo a todos estos efectos de la pirotecnia; Brenes (Sevilla), el caso de Roma en donde están prohibidos con sanciones de hasta 500 euros o de Alemania que no se venden durante las fiestas de Navidad. Localidades como Barakaldo, Bilbao o Vitoria realizan campañas de sensibilización.

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