Fachada donde se habilitarán un almacén y un garaje. | // G.NÚÑEZ

El comedor social de Cangas ampliará en los próximos meses sus instalaciones de la calle Lisboa con un almacén para clasificar y guardar los alimentos y ropas que donan las instituciones públicas, particulares y empresas, así como un garaje o porche cubierto para que las personas beneficiarias puedan recogerlos sin necesidad de permanecer a la intemperie y en condiciones “indignas”, explican sus promotores. Las obras, que están presupuestadas en algo más de 20.000 euros y que ya fueron previamente comunicadas al Concello, se realizarán con una aportación económica de la Xunta, según anunciaron ayer la conselleira de Política Social, Fabiola García Martínez, y la delegada territorial del gobierno gallego en el área de Vigo, Marta Fernández-Tapias y se ejecutarán en 2021, estima Ángela Rodas, presidenta de la Asociación de Caridad Santiago Apóstol, que gestiona este servicio solidario que entrega a diario comida para 123 personas y atiende otras necesidades básicas de cerca de 300 residentes en Cangas, Moaña y Bueu.

Ambas representantes del ejecutivo autonómico, que acudieron a Cangas acompañadas del director xeral de Inclusión Social, Arturo Parrado, incidieron en que el comedor social y el colectivo que lo atiende en buena parte con personal voluntario es una “entidad de referencia” por su implicación en favor de los más desfavorecidos. “Es un orgullo colaborar con esta labor”, manifestó la conselleira al cuantificar en “185.000 euros” el dinero aportado por la Xunta para su financiación, procedente de la “convocatoria de ayudas de inclusión social a entidades” para el período 2020-2022. De este importe, casi 85.000 euros están destinados a sufragar la compra de las instalaciones al fondo de inversiones que lo había adquirido en subasta y que Santiago Apóstol acaba de formalizar por 111.000 euros. El resto del dinero se dedica “a gastos de mantenimiento del centro”, así como a la próxima construcción de un almacén y un garaje o estructura exterior en la entrada principal del edificio.

Fabiola García celebró que los esfuerzos de todos los implicados “permitirán mejorar las ayudas que se prestan a las personas y colectivos más vulnerables de la comarca de O Morrazo”, y recordó que la Xunta de Galicia ayudó desde el primer momento a las personas que sufrieron las consecuencias sociales y económicas del COVID-19. Como ejemplo, destacó la puesta en marcha de la Tarxeta Básica, que lleva ayudando a más de 28.000 familias gallegas desde su creación para la compra de productos básicos, alimentos o material de farmacia. También mencionó el reparto de más de 7.700 menús solidarios en Nochebuena, elaborados con productos de proximidad por cocineros de prestigio en el Centro Superior de Hostelería de Galicia.

Con el aguinaldo de Fin de Año y Reyes preparado

La presidenta de la Asociación de Caridad Santiago Apóstol, Ángela Rodas, no ahorró en agradecimientos a instituciones y particulares que les permiten afrontar, con las despensas del comedor social colmadas, un año especialmente difícil por la pandemia de COVID-19 y el aumento de la demanda de ayuda en comida y otros productos de primera necesidad, que se suman a las largas negociaciones para comprar el local al fondo que lo había adquirido en subasta. La cara de la moneda es la respuesta solidaria que se traduce en decenas de bolsas con “aguinaldos de Navidad y Reyes” que ya están preparados para su reparto y que permitirán “que las personas más afectadas no noten tanto el problema” al disponer en sus mesas de los productos típicos de estas celebraciones. Tampoco faltarán juguetes y otros regalos para los más pequeños, gracias a una “multitud de benefactores” que lo posibilitan, aunque los responsables del servicio advierten que las necesidades son continuas y no podrían atenderse si las donaciones caen.

“Esperanza en la vacuna para matar el bicho”

Además de disparar la demanda del servicio, el nuevo coronavirus también mermó los efectivos disponibles para atenderlo, sobre todo de personas voluntarias cuya edad las hace más vulnerables a los contagios y optan por la prudencia. “Necesitamos muchas manos voluntarias para sacar esto adelante”, insiste Rodas, que tiene puestas “muchas esperanzas en la vacuna para matar este bicho” y poder normalizar la situación de forma progresiva durante 2020. “Yo ya no estoy para tanto trabajo”, manifestó, aunque sus interlocutores le respondieron que tiene aún “mucho carrete por delante”.