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La belleza ilusoria

Francisco Gimeno, profesor jubilado del Johán Carballeira, publica su poemario Beula, prologado por Míriam Ferradáns

Francisco Gimeno, en la alameda vieja de Cangas. | // SANTOS ÁLVAREZ

Docencia y poesía han convivido en él durante muchos años y ahora, tras jubilarse hace solo unos meses como profesor de Filosofía en el IES Johán Carballeira de Bueu, se ha volcado en la segunda de sus pasiones. Francisco Gimeno (Guinea Ecuatorial, 1957) acaba de publicar Beula, una recopilación de sus poemas que ya está a la venta. “Estudié filosofía, pero mi tesis y todos los trabajos son sobre poesía. He colaborado tanto en webs como en alguna revista, pero nunca me había lanzado a publicar en una editorial tradicional”, señala.

Así, contactó con Ediciones Libertarias y ha sacado a la luz un millar de ejemplares de un libro prologado por la poetisa Míriam Ferradáns, a la sazón antigua alumna suya. En él se mezclan escritos antiguos y otros más recientes para poder seleccionar “algo que me pareciera coherente. Más que de temáticas o estilo soy de las imágenes que me provocan los poemas”. Eso sí, a nivel formal la apuesta ha sido por la heterogeneidad, porque Gimeno confiesa “no ser un fan de diferenciar géneros. Quería un libro en el que pudiese incluir todo”. Así, en su obra confluyen poemas muy breves, otros más elaborados y prosa poética. “Lo que he buscado ha sido la unidad de temáticas”, dice.

Gimeno admite que la variedad formal ha sido intencionada, teniendo muy claro que Don de lenguas, el primer texto, que versa sobre el Camino de Santiago, estaba llamado a ser el que abriera el libro. “Lo demás ha sido una búsqueda más intuitiva que racional, y una unidad de imágenes”, resume.

El cierre lo pone Beula, poema que da título al libro, una palabra que alude al poeta William Blake, que la usaba en el sentido de un paraíso ficticio. “Hay una aparente belleza, pero es ilusoria, porque no ha habido experiencia ni dolor”, señala Gimeno, antes de añadir que “no lo elegí como homenaje a Blake sino como expresión de una belleza que está ahí pero que oculta una realidad dolorosa”. Y es que sobre Blake hizo su tesis doctoral y prepara ahora la traducción de su Marginalia. “En realidad la traducción está hecha hace tiempo pero faltan las notas críticas”, afirma. “Es un autor que me gusta mucho, pero que no tiene nada que ver con mi poesía. Mi admiración por él no se ha traducido en mi manera de escribir”, subraya.

Aparte del Marginalia, su otro reto futuro es publicar un libro de relatos. “Publiqué hace años en la revista Microfisuras y en alguna antología, pero me gustaría recopilar algunos de los relatos en un libro propio”, sentencia.

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