Con mejor tiempo que el viernes pasado, pero ventas “igual de flojas”, se celebró ayer el mercadillo ambulante de Cangas, que sufre las consecuencias del cierre perimetral del municipio –que impide acudir a clientes de otras localidades– y de una reducción al 50% de los puestos instalados que sigue sin satisfacer a una mayoría. Lo volvió a recordar Álvaro Ferradás, secretario de la Asociación de Vendedores Ambulantes do Morrazo (Asvam), que ha solicitado una reunión con los responsables municipales para intentar acercar posturas que satisfagan al sector. Además de su interés en poder montar todos los puestos ampliando el ámbito hasta la alameda de O Señal, el colectivo también quiere poner sobre la mesa otras medidas, como una posible exención de tasas proporcional a los días que no pueden trabajar o que lo hacen bajo mínimos debido a la pandemia de Covid-19.
Varios de los profesionales que pudieron montar ayer sus puestos –los identificados con números pares– hablan de “jornada tranquila” y de escasa rentabilidad por las restricciones. “O están todos los puestos o no es mercado”, resume Ferradás, que se refiere al polo de atracción que supone una mayor oferta y espera que desde el Concello se les cite en breve para analizar la situación y las posibles medidas. Reiteran que en el centro de Cangas hay espacio suficiente para celebrar el mercadillo manteniendo las distancias de seguridad y extenderlo a O Señal es una solución.
