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Resistencia Galega sigue como sospechosa de la bomba de hace 13 años en O Forte

La Guardia Civil descarta el ajuste de cuentas y sostiene que el “modus operandi” es de la banda terrorista, que pasó de reivindicar sus atentados a no hacerlo | Continúa sin haber detenidos

La alcaldesa en aquel entonces, Clara Milán, junto al subdelegado y delegado del Gobierno, que inspeccionan daños en la inmobiliaria. | // M.C.

El juicio en la Audiencia Nacional a miembros de Causa Galicia y Ceivar, por su presunta relación con la banda terrorista Resistencia Galega, desempolva aquella fría mañana del 15 de noviembre de 2007 en Cangas, cuando una bomba destrozó una inmobiliaria en la villa, a la entrada del popular barrio de O Forte. El caso sigue abierto 13 años después. Y, a pesar de que había interesados rumores en vincular la bomba con venganzas personales, la Guardia Civil mantiene, 13 años después, sus sospechas sobre la banda terrorista Resistencia Galega.

Es cierto que el atentado nunca fue reivindicado y que no se produjeron detenciones, pero según la Guardia Civil, la línea de investigación es la que “cabría y cabe por el modus operandi del entorno de Resistencia Galega. Según los investigadores, en ese momento, la banda terrorista ya no acostumbraba a reivindicar sus atentados.

Ese mismo día estaba presente en Cangas el subdelegado del Gobierno, Delfín Álvarez, que acudía a una reunión de la Junta Local de Seguridad. Interpelado por el atentado, Delfín Álvarez dijo textualmente que si se trataba de un atentado del grupo terrorista Resistencia Galega, el modus operandi era diferente”. Después se desplazó hasta el lugar el delegado del Gobierno, Manuel Ameijeiras. Fue él quien manifestó que se había utillizado entre dos y tres kilos de explosivo. Se descartó poco después la posibilidad de que el explosivo utilizado fuese cloratita (mezcla de clorato de sodio y potasio) y se apuntó a la pólvora negra (carbón, nitrato de potasio y azufre, una fórmula mucho más sencilla que se emplea en la fabricación de fuegos de artificio. La pólvora negra es más inestable que la cloratita y no necesita detonador. El empleo de la pólvora negra provoca un gran estruendo, motivo por el cual la detonación se escuchó a varios kilómetros de distancia.

En mayo de ese mismo año, concretamente el día 9, la Guardia Civil explosionó una olla en un chalé en construcción en O Gatañal, en Cangas. Al lado de la olla habían aparecido panfletos reivindicativos de la banda terrorista Resistencia Galega, donde se podía ver un encapuchado y leer frases como: “Os inimingos do noso povo non devem durmir tranquilos. Ningunha agresson sem resposta”. Miembros de la unidad de Técnicos de Desactivación (Tedax) explosionaron la bomba.

Aquel pudo ser el aviso del atentado de O Forte. Esta vez no hubo aviso. La bomba explosionó sobre las 02.20 horas de la madrugada del día 15 de noviembre, cuando aún varios establecimientos hosteleros estaban cerrando sus puertas y cuando estaba a punto de pasar el camión de la basura. La bomba se había instalado en la repisa de una ventana en una bolsa negra.

Los pagos realizados por el Consorcio

En el lugar que ocupaba antes la inmobiliaria, ahora, irónicamente tiene su sede una compañía aseguradora. No hay rastros de atentado y algunos ya ni se acuerdan. Hubo cambios de negocio y establecimientos de hostelería cambiaron de propietario. El Consorcio de Seguros, dependiente del Ministerio de Economía, ya abonó a la propiedad la cantidad de 36.000 euros. Además de la inmobiliaria, que fue la principal damnificada, otra oficina sufrió desperfectos por el atentado y también un comercio. De los tres expedientes abiertos, tres ya se abonaron y quedaron cerrados por un importe aproximado de 8.800 euros. Se trata de la comunidad de propietarios de un edificio colindante, que recibieron 4.850 euros por los daños generados por la explosión; también figuran una vivienda con unos gastos de 3.350 euros y en tercer lugar, un automóvil, con daños por importe de 350 euros. El Consorcio confirmó en 2008 que otros expedientes están finalizados. Se trata de dos oficinas, una de ellas es la propia inmobiliaria con unos daños de 25.000 euros; y la otra de 500. El último expediente es el del comercio antes citado, cuyos daños se tasaron en 1.350 euros.

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