El responsable y segunda generación de propietarios del restaurante Doade, en Cangas, Indalecio Novas, reconoce que el toque de queda por la segunda ola del covid “machaca” severamente a la hostelería, “a la que se está culpabilizando de la enfermedad. Parece que el covid está en la hostelería, cuando lo cierto es que si nosotros cerramos, las fiestas se van a pisos y ahí están los contagios”, asegura este hostelero, de una saga que lleva 30 años en el negocio. Reconoce que si en este momento no tienes colchón económico, es muy difícil aguantar y que con estas restricciones de cinco personas por mesa y el toque de queda “vamos camino de la ruina”.

En su caso, van a cerrar todo el mes de noviembre por vacaciones, dice que ya las tenían programadas, pero temen que la situación les haga perder las comidas de empresa por la Navidad. Solían tener unas 20-30 hasta final de año: “Con estaslimitaciones, el futuro es oscuro tirando a negro”. Entiende que esta situación afectará a los empleados, que ellos tienen 7 nóminas que pagar, siete pagos a la Seguriad Social, IVA...

Hosteleros empiezan a sufrir las primeras noches sin clientes y temen perder las cenas de empresa

El presidente de la Asociación de restauradores de Cangas Areca, Gustavo Soliño, tenía esperanzas de que en Galicia tuvieran un “balón de oxígeno” y el toque de queda se prolongara desde las doce de la noche, pero no ha sido así: “De esa manera la gente podía cenar más tranquila y nosotros tamién recoger sin tanto estrés”. Asegura que esta semana será de prueba, tiene esperanzas de que mejore el tiempo y se trabaje algo, aunque la pasada noche del domingo fue la primera, desde el 7 de mayo tras reabrir en la desescalada del covid, con “cero servicios, sin ningún cliente. Coincidió también que hacía mal tiempo y eran las primeras restricciones de cinco personas máximo por mesa. Ya el lunes mejoramos y tuvimos dos mesas. No fue un éxito, pero dentro de lo malo...”.

Gustavo Soliño, que regenta un restaurante en Coiro, asegura que la situación va a estar muy complicada, que tiene que pasar tiempo para que la gente cambie de hábito horario y se acostumbre al nuevo “pero aquí no somos europeos al 100% , tenemos otro horario”. Asegura que este toque de queda es incompatible con el horario de trabajo de muchas personas, como supermercados o tiendas: “No da tiempo a salir a cenar para estar en casa a las once de la noche”.

Desde Areca, que aglutina a una veintena de hosteleros de Cangas, habían valorado, cuando fue el primer confinamiento, implantar una plataforma de envío a domicilio, pero como se trabajó bien durante el verano, quedó aparcado y ahora se ven nuevamente en una situación crítica. Con respecto a las jornadas gastronómicas, que suelen realizar en primavera y en otoño, señala que no renuncian a ellas, que la de ahora de caza y setas se baraja para diciembre, aunque “vamos a esperar a ver cómo va todo. Todas las decisiones las tenemos que tomar día a día o semana a semana”.

Por su parte, el presidente de la Asociación de hosteleros de Bueu, Manuel Agulla, y propietario de una pizzería se pregunta “¿cómo voy a mantener el personal si solo voy a poder trabajar tres horas? La situación es seriamente preocupante” señala. Su pizzería es un negocio que trabaja más por la tarde-noche y este toque de queda significa “defenestrarnos”.

Entiende que la hostelería que trabaja por las mañanas, como las cafeterías, no notarán tanto esta restricción horaria, pero otros locales que además tienen una ubicación más alejada de los centros urbanos, poco tiene que hacer: “Aunque nos rompamos la cabeza, no hay solución y el problema será el personal que tenemos a nuestro cargo. De siete u ocho horas al día que estábamos acostumbrados a trabajar, pasaremos a tres y con eso ¿vamos a pagar igual a los empleados?”.

En la pizzería de Manuel Agulla están trabajando una media de 11 personas en verano, mientras en invierno, 5 entre semana y 8 los fines de semana. Cree que se está culpabilizando demasiado a la hostelería “como si este sector fuera la enfermedad”. y dice que los políticos “están matando moscas a cañonazos”. No entiende que se haga esto en la hostelería cuando el Metro o los autobuses van hacinados y “ahí no pasa nada. La hostelería asumió todas las medidas de prevención, de limitación de aforo, desinfección de sillas y mesas cada vez que se levantan clientes...pero al final no ha valido para nada y nos cierran”.

Bueu pasa a nivel amarillo y contabiliza nueve casos, la mayoría vinculados a un brote en el Hospital Provincial

Las previsiones de los responsables del centro de salud de Bueu se cumplieron. El aumento de casos positivos de Covid registrados en los últimos días han provocado un cambio en el grado de alerta en el municipio, que desde ayer pasó de nivel verde o 0 a nivel amarillo o 1. Esto significa que en estos momentos hay más de siete casos activos y, según las fuentes consultadas, serían nueve. No obstante, los servicios médicos hacen una llamada a la calma puesto que en este caso el brote está perfectamente localizado y controlado. No se trata de casos importados, sino que están vinculados al brote registrado en los servicios de Oncología y Medicina Interna del Hospital Provincial. Entre los afectados habría profesionales, algunos de sus contactos estrechos e incluso dos vecinos que habrían posiblemente habrían contraído la enfermedad cuando estaban ingresados en el centro hospitalario. El nivel amarillo de alerta que hay ahora mismo en Bueu significa que hay activos entre 7 y 14 casos positivos de Covid en el municipio. El único concello de O Morrazo que ayer se mantenía en verde era Moaña.

Un positivo en el IES As Barxas confina a cinco alumnos

El IES As Barxas es el segundo centro escolar de Moaña con un positivo en Covid-19. Se trata de un alumno de los primeros cursos que se encuentra bien y sin síntomas. Se le realizó el test junto a sus padres y, tras dar positivo, estos llamaron inmediatamente al centro. Desde la dirección del instituto se encontraban ayer a la espera de recibir órdenes oficiales desde la Xunta. Como medida de precaución han notificado a las familias y se confinará, como marcan los protocolos, a los alumnos que se sientan más cerca del joven con Covid-19, que no asistirán a clase hasta que una prueba descarte el contagio. Son unos cinco los jóvenes que realizarán sus estudios de forma telemática en los próximos días. Este mismo martes la Xunta había hecho oficial el positivo de un alumno del CEIP Seara, también en Moaña. Este colegio tampoco tuvo que confinar un aula y sigue con sus clases.