Una espectacular intervención de agentes de la Guardia Civil y de su Unidad Central Operativa (UCO) levantó las alarmas durante la mañana de ayer en el lugar de Cadabón, en la parroquia moañesa de Meira. Al menos una decena de vehículos policiales entre coches patrulla y otros sin distintivo y unos 20 agentes irrumpieron por sorpresa en una vivienda particular del pequeño Camiño dos Amieiros. El operativo se encontraba, ayer por la tarde, bajo secreto judicial y se dirige desde Madrid. Participan unidades de la Comandancia de Pontevedra y la Jefatura de Información, el operativo sigue abierto.

Eran las siete y media de la mañana. En la vivienda dormían Jesús González, de 50 años, y su madre, Teresa Nogueira, de 82 años, cuando los agentes irrumpieron en su desván rompiendo la puerta de cristal con un ariete después de acceder al jardín y subir por la escalera exterior lateral de la vivienda. El operativo partió de las sospechas de que Jesús González poseía armas ilegales, las fabricaba en su propia casa y las vendía. El sospechoso, que no fue detenido, considera "totalmente desproporcionada" la actuación y acudirá a un abogado para reclamar que se le compense por los desperfectos, "pues el seguro no se hace cargo de esto".

Los coches policiales estacionaron por toda la Rúa Vía Nova, que parte de la carretera provincial de Meira de Arriba (PO-1102) a la altura de la iglesia parroquial. "Estábamos durmiendo cuando rompieron la puerta de nuestro desván y escuchamos todo el ruido. Rápidamente me levanté y vi las luces de los coches policiales. Me dije "quédate quieto porque te ponen como un colador", y en cuanto abrí la puerta de fuera me tiraron al suelo, se pusieron encima mía y me esposaron", relata Jesús González. Asegura que tiene varias escopetas de caza en su casa. "Llevo toda la vida dedicándome a la caza, pero nunca había tenido ningún problema. No tengo antecedentes. Mientras revisaban todos los cuartos y cajas de mi casa me dijeron que pensaban que tenía herramientas y un torno para fabricar armas, pero es falso", alegó.

Los agentes desplegados sobre el terreno no dejaron sus pesquisas hasta las 13.30 horas, seis horas después de haber llegado a la vivienda. Los rumores corrieron como la pólvora y muchos moañeses difundían a través de las redes sociales que había muerto una mujer a manos de su hijo, lo que resultó ser totalmente falso y alejado de lo ocurrido.

Nervios

La madre del sospechoso se mostraba ayer visiblemente nerviosa. "Una agente se acercó a ella y le dijo que se tranquilizase. Pero cómo se iba a tranquilizar, con todos los policías armados y con pasamontañas recorriendo la casa", apunta su hijo. Ella misma desvelaba a primera hora de la tarde que ya estaba algo más tranquila. "Fue algo horrible. Además no estoy bien porque mi marido falleció en agosto. Pensé que iban a echar la casa abajo y eso me puso muy nerviosa", desvela. Se muestra también consternada por los rumores de que había ocurrido un asesinato en la vivienda. Una vecina y amiga de la familia se acercó a calmar a Teresa Nogueira en cuanto se fueron los efectivos policiales. "Estábamos todos los que vivimos en la zona alarmados y pensamos en que podía estar pasando una tragedia", explica esta vecina.

El sospechoso asegura que "no causaron más destrozos porque después abrimos toda las puertas. Rompieron la puerta del desván con un ariete de metal y los portales de unos galpones que tengo en el jardín y en donde guardo leña y herramientas. Rompieron incluso parte del muro de ladrillo al forzar la apertura de estos portales", añade González. Explicó que "pese al trato duro de los primeros agentes que entraron a la fuerza, los mandos después fueron más amables, explicándome un poco lo que ocurría".

La notificación que le dejaron tras el registro le obliga a declarar este mediodía en los juzgados de Pontevedra en calidad de investigado "pero no sé de qué me acusan. Si encontrasen algo ya estaría detenido, después de semejante despliegue", alega.

Tras consultarlo con su abogado, Jesús González tomó la decisión de presentar una denuncia en los próximos días, al entender "que se empleó una fuerza desproporcionada". Por la tarde, ya en frío y varias horas después de lo ocurrido, aseguraba que "tengo dolor en la espalda y una rodilla al reducirme" y recuerda que está de baja laboral por enfermedad. "Además, todo lo ocurrido me puede ocasionar problemas cuando vuelva a mi trabajo, porque soy electricista y suelo estar de cara al público, pero ahora todos los vecinos especulan sobre lo ocurrido y eso puede causarnos mucho daño", lamenta mientras entiende que la declaración de hoy "será un trámite".