María, de 1º A del colegio CEIP de Castrillón, en Coiro, no pudo jugar ayer en el recreo con su amiga que está en 1º B. Sí lo hace en la calle en Cangas, pero ayer no pudo en el colegio debido al protocolo de seguridad frente al Covid que no permite mezclar aulas en los patios. En los colegios de Reibón y de Seara, en Moaña, los alumnos tampoco pudieron jugar con el balón en los campos de siempre del keniata porque no se permiten elementos de juego, como tampoco en los colegios de Bueu se jugaron con combas. Fue el primer día de clase, después de seis meses sin haber vuelto a las aulas, del nuevo curso escolar del Covid que ayer comenzó de forma escalonada para los niños de 4º y 5º de Educación Infantil y 1º, 2º y 3º de Primaria y que hoy seguirá para los restantes de 6º de Infantil y 4º, 5º y 6º de Primaria. Será el día de la prueba de fuego en los colegios con todos los alumnos dentro.
"Se notó alegría en los niños por volver al colegio", aseguran los profesores, aunque también "se les vio un poco asustados" por todas las medidas de seguridad frente al virus que debían cumplir, como los circuitos a recorrer para no mezclarse unos con otros, el orden de entrada, de salida, el uso de las mascarillas y el lavado constante de manos.
El estrés de estos últimos días en los equipos docentes se transformó ayer en cierta calma y comodidad en el inicio del curso, primero por ese comienzo escalonado y segundo, por la convocatoria de huelga en el profesorado y personal no docente, que redujo la presencia de niños en algunos colegios e incluso no hubo en los de A Rúa y Espiñeira, en Cangas, en una decisión adoptada por las familias en apoyo a la huelga y cumpliendo con el llamamiento de la Federación de Anpas de Cangas "A Gameliña" . En la jornada previa remitió una comunicación a los padres para secundar el paro y no llevar a los niños a los colegios, aunque en caso de que fuera imposible por motivos de conciliación o por otra causa, lo hicieron con un brazalete o lazo negro en el brazo o en la mochila en prueba de apoyo. Lo cierto es que ayer en Cangas y debido a la tardanza de la Federación en remitir el acuerdo, no hubo muchos niños ni padres con ese distintivo, aunque hoy se espera que sí lo luzcan.
En A Rúa tan solo acudieron 3-4 niños a primera hora pero se fueron de vuelta, de ahí que el colegio estuviese vacío y solo con el profesorado de los servicios mínimos; y en Espiñeira, solo acudieron los de adaptación de 3 años, que solo tenían que permanecer entre 10 y 15 minutos en el centro.

La huelga, que se repite el día 16 cuando comienza el curso para Secundaria, Bachiller y FP, está convocada por los sindicatos CIG, CCOO, STEG y CSIF en protesta por la gestión de la Consellería de Educación en la crisis sanitaria y para reclamar una enseñanza pública presencial y segura. En Cangas fue en donde más repercusión tuvo, con una concentración en la Praza do Concello, a las 11:30, en la que los participantes, entre ellos el diputado nacionalista de Moaña, Paulo Ríos, portaban pancartas reclamando más recursos, más personal y menos engaños.
Por parte de la CIG no se aportaron datos sobre el seguimiento exacto por centros educativos, solo que "podemos concluir que el curso no comenzó con normalidad y que hay una clara contestación a la irresponsabilidad de la consellería y la discriminación que se aplica en los centros de Infantil y Primaria, con los ratios al máximo y la falacia del aula burbuja".

En Cangas, aparte del "plante" al inicio del curso en A Rúa y Espiñeira, el seguimiento de la huelga fue mayoritario entre el profesorado y desigual en cuanto a la asistencia de los niños. De los seis centros públicos del municipio, solo el CEIP de O Hío no secundó el paro, pero explican que no fue por no estar en contra de la gestión de la Xunta, que la califican de "rematadamente mala", sino porque consideraron que no era el momento ni el día y que debían estar al lado de las familias. Pese a ello, al término de la jornada lectiva de la mañana, el profesorado se concentró delante del colegio con pancartas de "Máis recursos", "Menos burocracia e máis solucións" o "Saúde prioridade".
En Nazaret, muchos profesores que querían ir a la huelga antepusieron este derecho a la responsabilidad de estar en el centro. De 30, solo 4 faltaron y el 50% del alumnado acudió. En San Roque, secundó el 100% del profesorado y acudieron solo 14 alumnos de los 156 que tendrían que haberlo hecho. En Castrillón, secundó un 10% del profesorado y acudió la mitad de los alumnos.
En Moaña, el comienzo fue tranquilo y la huelga tuvo poca incidencia en los colegios, solo en el de Seara fue secundada por la mayoría del profesorado y en los centros de Abelendo y A Guía faltó un 25% del alumnado. En otros colegios como el CEIP Domaio apenas secundó la huelga un profesor de 13 , en el CEIP Tirán faltaron por este motivo dos profesores y en el colegio de A Guía hicieron lo propio tres docentes. Por alumnos en Domaio no faltó ninguno de los convocados y en Abelendo, por ejemplo, el mayor seguimiento fue entre los de Infantil. En Bueu hubo absoluta normalidad, aunque fue un día complicado por todo el protocolo de seguridad, pero se trabajó a medio gas por el inicio escalonado. Prácticamente no hubo seguimiento por parte del profesorado y acudieron casi todos los alumnos, salvo un número pequeño, a su primer día de clase.
A nivel de desinfecciones, en Moaña el Concello había contratado a nueve personas para su cuadrilla contra el Covid-19. Realizaron tres desinfecciones en todos los espacios comunes y baños, la primera antes del inicio de las clases y tras el Plan Madruga, que empezó ayer en todos los colegios de Moaña menos en Domaio, en donde arranca el lunes. Los horarios para estas intervenciones variaron según el protocolo de cada centro. Eso sí, las limpiadoras actuaron constantemente y a lo largo de toda la mañana en pasamanos, pomos o puertas.
En Cangas la desinfección se realizó con las seis nuevas personas contratadas a través del plan de empleo del Concello. Una para cada colegio durante las mañanas. El contrato tiene de vigencia hasta diciembre y a partir de enero se estudiarán las renovaciones. El alcalde, Xosé Manuel Pazos, reitera sus críticas a la Xunta por la carga económica que le supone a los concellos "que están pagando todo cuando debería corresponder a la Consellería". Por las tardes en todos los centros estaba previsto que se acometiera la limpieza habitual.
En lo que respecta a los colegios moañeses, la primera mañana transcurrió "con mucha tranquilidad" apuntan desde los centros y la Federación de Anpas "Arco da Vella". "Tengo muchas ganas de ver a mis amigos", explicaba una pequeña a las puertas del colegio, ataviada con la obligatoria mascarilla. Y es que no se escucharon lloros en ningún momento, pese a los meses que los niños llevan sin acudir a clase.

En el colegio con más alumnos de la comarca, el CEIP Reibón, los padres y pequeños accedieron por distintos portales en función de los cursos. Una profesora llamaba uno a uno por su nombre. Al no comenzar todos los cursos, los autobuses escolares llegaron prácticamente vacíos y sin problema para mantener la distancia social. Miriam Rodríguez, que tiene un hijo en 1º de Primaria y otro comenzando en Infantil de 3 años, explica que "el protocolo lo llevó bastante bien. Eso sí, no me esperaba que el más pequeño tuviese que llevar mascarilla en el patio y en las entradas y salidas. Será algo nuevo para él".
Santiago Durán, que tiene también dos niños, es algo menos optimista. "Nos explicaron bien el protocolo, pero me parece un poco estricto para los niños. Igual así no van a querer venir al cole. Todo lo que le llevamos enseñado hasta ahora sobre compartir y jugar con los demás lo tienen que desaprender". Asegura no entender "por qué separan a la entrada a dos hermanos". María Otero llevó a su nieta al portar trasero del CEIP Reibón, en donde le tocaba por edad al estar en 3º de Primaria. "No podemos entrar en el colegio. Sabemos bien el protocolo. Tenemos que ser optimistas y pienso que va a salir todo bien".
Al lado, en el CEIP Seara, los pequeños también entraban por portales diferenciados y accedían al inmueble en filas con la distancia de seguridad. "Tenemos más respeto que miedo. Creo que tenían que venir al colegio y mi hija estaba deseando venir. Son muchos meses de espera", explicaba la madre de una alumna de 1º de Primaria. "Pusieron muchas medidas en el centro. Le dieron mucho a la cabeza", aplaude.
