Alrededor de las 13.00 horas de ayer, Casa Broullón, el entrañable restaurante sito cerca de la playa de Santa Marta, repartía ya las tarjetas para que sus clientes pudieran pasar. Cierto que la señal de prohibido bajar a Santa Marta no está todavía instalada. Sí la de Liméns. Pese a todo, el restaurante ya se aplicaba a mantener la norma de las restricciones. Entregaba las tarjetas que tenían que devolver al marchar de la playa, no del restaurante. Los dueños del local tienen letreros por todas partes donde se informa de las recomendaciones a seguir. Aseguran que la medida de restricción de tráfico rodado afecta negativamente a su negocio, pero que la salud es ahora mismo la prioridad y que, lo cierto, es que no se está trabajando mal.