Los alfombristas de Bueu nunca se habían enfrentado en solitario a un reto tan grande. Después de mucho tarea previa de organización, preparación de material y tras quince horas de trabajo sobre el pavimento de la Praza Massó pueden decir con orgullo que han superado el reto. La experiencia de confeccionar su monumental alfombra de más de 250 metros cuadrados fue agotadora y extenuante, pero también un éxito. Comenzaron a las siete de la tarde del sábado y acabaron a las diez de la mañana de ayer. "Hubo gente que participaba por primera vez y aguantó todo el tiempo, lo que resulta muy emocionante", asegura la presidenta de la Asociación Alfombras Corpus Bueu, Carmen Santos.

El tapiz se elaboró bajo estrictas medidas de seguridad, con el área de trabajo acotada por vallas y con los casi 70 alfombristas trabajando por turnos y áreas separadas. La meteorología, un año más, decidió respetar el tremendo esfuerzo de los vecinos y dio una tregua para que la enorme alfombra luciese. Un tapiz que era un homenaje a la cultura, a las fiestas y a la tradición de Bueu. Los alfombristas entonaron un simbólico "por mí y mis compañeros" para rendir un homenaje a todas los eventos que este año no se podrán celebrar por culpa del coronavirus o que tendrán que organizarse bajo otro formato.

La sesión de cuentacuentos que estaba prevista para las 18.00 horas de ayer tuvo que suspenderse, pero sí se mantuvo el imprescindible "pisado" de la alfombra a las 20.00 horas. Los alfombristas también confeccionaron otro manto, de dimensiones más pequeñas, en la iglesia parroquial de Bueu para la misa del mediodía.

En Moaña la parroquia original de San Martiño volvió a acoger alfombras por el Corpus, pese a las restricciones sanitarias y la amenaza de lluvia. Más de 20 voluntarias prepararon en los últimos días la flor en sus casas y el resto del material. La noche del sábado para el domingo confeccionaron el tapiz en el suelo de la iglesia parroquial de San Martiño y sobre ella se realizó la misa dominical. Ante el altar, una imagen elaborada con serrín tintado reflejó la figura de una virgen con unas dimensiones de 3,5x2,5 metros. Todo el pasillo central del templo románico estuvo decorado con una cenefa elaborada con flor natural. La Agrupación de Alfombristas de San Martiño consiguió ser fiel a su cita anual pese a las complicadas circunstancias y a la imposibilidad de celebrar la tradicional procesión por el núcleo histórico de Moaña.