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Las nasas deben volver a puerto durante el parón en la actividad pesquera

La flota del pulpo cerró ayer la campaña 2019/20, una temporada completamente atípica y rodeada de circunstancias excepcionales. Los naseiros han tenido que capear primero con las bajas capturas, luego con una condiciones meteorológicas que les obligaron a permanecer amarrados a puerto muchos días y, para completar la cuadratura del círculo, la crisis desatada por la irrupción del Covid-19. La campaña que ayer finalizó fue la más larga de los últimos años porque se prolongó dos semanas más de lo habitual, pero las capturas y las ventas fueron peores. "No es que fuese un mal año, es que rozó lo catastrófico", resume el patrón mayor de Bueu y presidente de la Federación Provincial de Cofradías, José Manuel Rosas.

Oficialmente la campaña concluyó ayer, pero en los últimos días apenas salieron barcos. El jueves en la lonja de Bueu entraron apenas 10 kilos de pulpo y ayer ya no salió nadie al mar. El desplome de capturas en las lonjas de O Morrazo se puede situar en conjunto en el 30% y el de la facturación roza el 50% en Cangas y Bueu porque los precios también han caído en los últimos meses. Se ha llegado a la paradoja de que se paga más por el pulpo pequeño -entre 1 y 2 kilos y que llegó a los 8 euros- que por el grande, que pasó de cotizarse a más de 10 a venderse en el entorno de los 7,50 euros.

"El pequeño por lo menos tenía salida para el consumo en fresco, mientras que el grande bajó por el cierre del canal de hostelería y restauración", explica Rosas. Este cefalópodo de mayor tamaño lo están adquiriendo los frigoríficos para su almacenaje y posterior comercialización. "Es lógico que el precio bajase porque hay que reconocer que están asumiendo un riesgo, hay mucha incertidumbre acerca de cómo se va a comportar el mercado y si se reactiva el consumo", concede.

Los datos de la plataforma Pesca de Galicia constatan que en el caso de Bueu la anterior campaña se cerró con más de 195.000 kilos de pulpo y una facturación por encima de los 1,8 millones de euros. Nada que ver con el cierre actual, que no llega a los 140.000 kilos y un volumen de negocio que no llega al millón de euros. En el caso de Cangas el año pasadoel balance arrojó 82.500 kilos en capturas y más de 814.000 euros de ingresos, mientras que al cierre de esta campaña las descargas apenas llegan a los 60.000 kilos y las ventas a los 450.000 euros. En Aldán-O Hío, con una flota más pequeña, la oscilación en capturas es muy pequeña, alrededor de 1.000 kilos, pero más acentuada en las ventas: de 288.000 euros a menos de 230.000.

La nasa afronta desde ahora un mes de veda y el inicio de la actividad está programado para el 1 de julio. "Entramos en la veda con el temor de qué es lo que va a pasar cuando acabe", expresa José Manuel Rosas. Si el mercado y el consumo no se reactivan lo más probable es que cuando los barcos puedan volver al mar los frigoríficos aún tengan en sus almacenes buena parte del stock acumulado en estas últimas semanas. Eso repercutirá inevitablemente en los precios, que probablemente continuarán resintiéndose, y obligará a estudiar nuevas fórmulas de comercialización. " El pulpo, al igual que otros productos del mar como el marisco o los recursos específicos [percebe, navaja, erizo...]no son como el pan o las verduras, que están habitualmente en las mesas. Esta crisis está dejando en el camino a muchas personas y negocios. Ojalá me equivoque porque si la tasa de paro aumenta y no se reactiva el consumo porque la gente no tiene dinero vamos a caer todos", augura José Manuel Rosas.

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