"Seguimos trabajando e imprimiendo sin parar", señalaba ayer Sonia Nóvoa, una profesora del IES de Rodeira que forma parte de uno de los grupos de trabajo de "coronavirus makers" pero que esquiva el protagonismo porque "hay mucha gente anónima trabajando en esto" y el mérito es colectivo. En su garaje hay cinco impresoras 3D -tres procedentes de su instituto, una del Monte Carrasco y otra particular- que no paran de producir, con su amigo Isaac controlando los archivos y ella al cargo de las máquinas. "De nuestro taller ya han salido 520 mascarillas", una cifra muy considerable, aunque sólo una pequeña parte de las que elaboran los 1.800 voluntarios de esta red repartidos por Galicia, algunos también en los municipios de Moaña y Bueu.

Y en los últimos días, estos emprendedores solidarios, que trabajan por amor al arte y al prójimo, pues no venden lo que producen, sino que lo regalan, han sumado a su "catálogo" un artilugio que sirve para abrir puertas sin necesidad de tocar el pomo, una "mano higiénica", como le llaman algunos, que evita el contacto directo con una de las piezas más "problemáticas" a la hora del contagio. Durante el fin de semana salieron de esas impresoras de Cangas 120 ganchos, parte de los cuales fueron entregados en la residencia de personas mayores de Aldán para comprobar su utilidad, y en los próximos días se donarán también a centros de salud de la comarca y al hospital Álvaro Cunqueiro.

De la logística se encarga Protección Civil de Cangas, que recoge el material en el lugar donde se elabora y lo traslada al destino. Sus operarios también llevan los artilugios a las farmacias, en paquetes de cinco unidades, y desde allí es el personal de la cooperativa Cofano quien lo entrega al 061. Sus destinatarios tendrán que desinfectarlo, pues se trata de artilugios de elaboración doméstica que responden a unos criterios técnicos básicos, pero no están sometidos al proceso del instrumental médico homologado ni pretenden competir con él, sino "ayudar en estos momentos difíciles" en la protección del personal sanitario, de emergencias y atención a sectores de riesgo. "Mejor esto que nada".

Con estas iniciativas, miles de personas voluntarias, casi siempre anónimas, entregan su tiempo y trabajo para frenar el virus y en favor de una causa común. "El Covid-19 no es lo único que se ha extendido de forma exponencial", advierte el colectivo, y es la sociedad en su conjunto la que se beneficia de ese contagio de solidaridad.