Las calles de Moaña amanecieron ayer, el tercer lunes de confinamiento obligatorio, todavía más desiertas de lo habitual en días anteriores, pues el cerrojazo impuesto por el Gobierno central paró también las obras públicas y privadas al aire libre. Entre las consecuencias de esta medida destaca el frenazo que sufrió el complejo dragado del muelle de pesca de bajura de Meira así como la utilización de unos 5.000 metros cúbicos de arena -de los 15.000 que se retirarán- en el relleno de Samertolaméu. Ayer por la mañana, tras días de intenso trabajo, lucían dos excavadoras sobre la playa artificial y los montones de arena acumulados en este borde litoral. Por delante quedaban por lo menos dos semanas más de trabajo. La situación actual incluso alertó a varios vecinos de la zona que temen un nuevo relleno en un litoral ya muy dañado.

Sin embargo, la intención de esta medida es suavizar la caída desde la escollera creando una segunda playa artificial entre la actual y la antigua isla de Samertolaméu. Esta cantidad de arena fue solicitada por la Cofradía de Pescadores. Con esta medida busca regenerar el banco marisquero de la ensenada de Meira, aportando arena a una zona que lleva décadas sufriendo la acumulación de lodos y en donde el marisqueo a pie se hizo poco menos que imposible. Una vez extendida esta arena la intención de la cofradía sería introducir este espacio en una futura siembra de cría de almeja. En estos momentos el sector del mar en Moaña se encuentra totalmente paralizado, con toda la flota amarrada debido al desplome del precio del marisco también a causa de la crisis sanitaria.

El material que se utiliza para esta segunda playa artificial es el retirado por vía terrestre con una excavadora desde el entorno de la rampa de varada de la nave de deportes de la SD Samertolaméu. Hasta el viernes, mientras una excavadora retiraba la arena del lecho marino aprovechando las mareas bajas, dos camiones la cargaban y la transportaban al relleno de Samertolaméu. Una segunda excavadora la extendía por el frente litoral.

El nuevo arenal que se debe acabar de crear una vez que finalice este cerrojazo a las empresas constructoras contará con una superficie total de 11.000 metros cuadrados, aunque en su mayor parte quedará cubierto durante las mareas altas.

El resto de los 15.000 metros cúbicos de arena que se retirará durante todo el dragado se extrae por mar. En estos momentos amarra en el muelle de Meira, al lado de las casetas de los marineros, la segunda draga de gran tamaño que se utiliza en esta obra. Estas arenas se transportan por vía marítima y se depositan en el fondo marino cerca de la isla de Sálvora, en la zona habilitada para tal fin en el litoral sur de Galicia.

Hace ya casi tres años que la medida para ganar calado fue reclamada por la Cofradía de Pescadores. Es más, el sector pesquero ya tuvo la precaución de retirar el marisco de esta zona y sembrarlo en otros puntos de la playa de Meira, impidiendo así que el dragado ocasione pérdidas.

En estos momentos los pantalanes menores, ubicados al norte de la rampa de varada, presentan calados muy escasos, de menos de un metro de profundidad, lo que dificulta en gran medida la actividad portuaria. Es por ello que Portos contrató un dragado hasta alcanzar una cota batimétrica de -2 metros de profundidad. El método usado es el de una draga de succión o de cuchara, atendiendo al tipo de material.

A este dragado se llegó por el problema histórico que supuso la transformación en una península de la antigua isla de Samertolaméu, cambiando con ello las corrientes en la zona que ahora depositan demasiados sedimentos en el entorno del muelle. El coste de este trabajo asciende a 201.000 euros y la empresa contratada por Portos de Galicia es Obras Marítimas y Submarinas S.L.

El despliegue de la tarea en el muelle de Meira atrajo la atención en las últimas semanas a un alto número de vecinos.