Satisfacción, pero solo a medias. La flota de bajura podra acogerse a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) pese a ser una actividad de primera necesidad. Una consideración que sin embargo no se refleja en las capturas ni en las ventas debido al desplome en la demanda. El patrón mayor de Bueu y presidente de la Federación Provincial de Cofradías de Pontevedra, José Manuel Rosas, reclama que el sector pueda acogerse a la figura legal del cese de actividad, una alternativa que resultaría mucho más ágil y rápida que la tramitación de los ERTE y es un concepto por el que los autonómos del mundo del mar tienen que tributar. "Es un derecho por el que pagamos para poder acogernos ante causas de fuerza mayor. Parece que tiene que caerse Marte sobre la Tierra para que nos lo concedan", afirma el patrón mayor bueués.

Los armadores que deseen acogerse a un ERTE deben justificar en el último mes una caída del 75% de sus ventas con respecto a los seis meses previos a la presentación del expediente, algo que advierten que no será sencillo en algunos casos debido a que el mal tiempo y los temporales mantuvieron amarrada la flota durante buena parte del invierno. El ERTE debe ser aprobado por la administración y la tripulación tendría derecho a percibir el 70% de su salario. En condiciones normales el armador quedaría excluido de estas prestaciones, pero la situación actual es excepcional y sí quedaría cubierto por esta medida.

Aún así el presidente de las cofradías de Pontevedra sostiene que ante las actuales circunstancias resultaría más conveniente apostar por la vía del cese de actividad, que es un derecho por el que los armadores tributan y que está previsto para situaciones excepcionales. Rosas defiende que esta opción debería ser casi automática para el sector del marisqueo y para los recursos específicos, como la navaja, percebe o erizo. "Dentro de la pesca artesanal son subsectores que ya no deberían figurar en el real decreto como actividad de primera necesidad, a no ser que para algún ministro el marisco lo sea", argumenta, entre la ironía y la crítica.

Estos sectores están parados casi al completo. El marisqueo a pie se detuvo nada más decretarse el estado de alarma; el de a flote se mantuvo unos días, pero paró debido a los bajos precios; y en el caso de los recursos específicos o no hay demanda o los precios que se pagan están por debajo del 50% de lo que sería habitual porque, aunque son productos de la pesca artesanal, no forman parte del hábito común en las mesas de la población general.

Coberturas

El cese de actividad tiene que ser decretado por la administración competente y en todos los casos da cobertura tanto a la parte social (tripulantes) como a la empresarial (armadores). "Los autónomos del mar pagan por la posibilidad de acogerse a un cese de actividad ante una causa de fuerza mayor y ésta lo es", recalca el patrón mayor de Bueu y presidente de las cofradías de Pontevedra. Su puesta en marcha resultaría más ágil que un ERTE puesto que el cese de actividad es colectivo y no requiere estudiar cada expediente por separado. Además permitiría dar cobertura a todos los subsectores de la pesca de bajura "a medida que vayan cayendo".

El Grupo de Acción Local do Sector Pesqueiro (GALP) Ría de Pontevedra ha tomado el pulso de la crisis generada por el Covid-19 a través de algunas de las cofradías que forman parte de la entidad, como Bueu, Portonovo, Lourizán o la Cooperativa do Mar San Miguel de Marín. "Los precios son horribles, históricamente nunca se vieron precios como estos. Es una barbaridad", afirman.

El sector que se lleva la peor parte es el del marisqueo. Primero porque la gran mayoría de su producción no es apta para congelar y, en segundo lugar, porque el marisco difícilmente se puede considerar como un alimento de primera necesidad. "Hay sectores que, aunque están categorizados como primera necesidad, no tienen demanda: bivalvos, percebe, erizo, navaja... No hay quien los compre porque gran parte de ese volumen iba a la restauración y si está cerrada, ¿a quién le vendes?", exponen desde Bueu.

Consideran que la caída de precios en lonja no se traslada a los consumidores, por lo que algunas entidades subrayan que "los que se lucran son los intermediarios porque compran baratísimo y el consmidor compra al precio de siempre". El sector pide a la población que consuma pescado y marisco durante el confinamiento y que lo compre en las plazas de abastos. "El esfuerzo que se está haciendo para mantener el suministro de género fresco no tiene su correspondiente retorno económico, por lo que el cierre no parece del todo imposible", vaticinan.