Una nueva potencia mundial irrumpe en el tablero mundial. Se llama PanOceanía y cuyo motor son Brasil y Australia. Los Estados Unidos ahora son una potencia de segundo nivel después de una guerra interna, quién sabe si provocada por la polarización que suscita Donald Trump. La Unión Europea ha perdido relevancia en lo económico y se centra en el plano cultural. Los países de religión islámica han logrado agruparse en torno a una gran nación, pero que nada tiene que ver con el sueño yihadista sino que tiene una vocación más humanista, una nueva Al-Andalus. ¿Ciencia ficción? "Más bien ciencia ficción realista", dicen desde Corvus Belli. La empresa de miniaturas y juegos está a punto de lanzar una nueva edición de su "wargame" o juego de guerra estrella: "Infinity". Un universo que sus creadores sitúan en un futuro hipotético, en un horizonte de 200 años.

Lo que empezó hace 18 años como la aventura de un pequeño grupo amigos que trabajaban juntos en la fábrica de un familiar en Cangas ha evolucionado a lo grande, incluyendo su traslado al parque empresarial de Bueu. Hoy en día Corvus Belli cuenta con más de 20.000 jugadores, 8.000 comunidades organizadas, celebra 1.600 torneos y está presente en más de 60 países. El objeto principal de estos Cuervos de Guerra (el significado de su nombre en latín) es la fabricación de figuras en miniatura, figuras que representan a soldados y tropas de hasta ocho facciones o ejércitos diferentes. Son como pequeñas esculturas que los fans compran desmontadas para luego ensamblarlas y pintarlas a su gusto o siguiendo las recomendaciones de los creadores del universo de "Infinity". Con ellas los jugadores entablan sus batallas en un juego de mesa que ofrece un sinfín de alternativas.

La producción se realiza en la nave situada en el polígono de Castiñeiras de Bueu, la zona cero del universo "Infinity." Se diseñan e idean las figuras de esos ejércitos del futuro, se les da forma y moldean, se fabrican en metal fundido y finalmente se someten a un minucioso examen de calidad. La nave cuenta con un enorme almacén, desde donde se distribuyen a todo el mundo. Desde Castiñeiras se mantiene también contacto con los fans y a veces se reciben sus regalos, como una caja llena de golosinas que llegó hace poco desde Alemania.

"La historia la podemos contar hasta hoy. Con lo que tenemos hoy nosotros nos imaginamos cómo podrían desarrollarse las cosas en un futuro, pero siempre tomando como origen el pasado. Partimos del presente y del pasado para construir un futuro que es verosímil y coherente", concluye Alberto Abal, uno de los fundadores e ideólogos de Corvus Belli.