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El negocio de la miel se pega

Una treintena de apicultores mantienen la producción de miel en la comarca con casi 400 colmenas

Reunión de apicultores, ayer, en Arzúa // AGA

José García "Pepe Caramuxo" llegó a tener 117 colmenas en Moaña, ahora con 72 años, ya ha bajado a 70 y dice que este año será el último como apicultor porque con su edad ya no puede dedicarle tanto trabajo como requieren las abejas y también quiere disfrutar de la pesca."Voy a seguir hasta coger la cosecha que quede", asegura este moañés cuya marcha se dejará notar entre el colectivo de productores en la comarca, tal y como manifiesta el portavoz de la delegación de la Asociación Galega de Apicultura (AGA) en O Morrazo, José María Bello, por su trabajo en la lucha contra la velutina. Ayer, un buen número de los apicutlores de O Morrazo se desplazaron a Arzúa para celebrar el Día del Apicultor que organizó AGA y que tuvo como tema principales la Vespa Velutina y la salud de la abejas. "Caramuxo" augura que esta campaña no será tan buena como la anterior. Reconoce que en noviembre de hace un año y debido a las buenas temperaturas, las abejas trabajaban y ya había entre 10 y 12 kilos de miel por colmena. Pero este año no ha visto ni un solo kilo en los tres colmenares que aún tiene en Xalde de Arriba, Xalde de Abaixo y A Freixa. Siempre vendió su miel en Cangas y en Moaña, adonde acude a las ferias; y el excedente lo envía a la cooperativa de AGA en Arzúa que comerciliza el producto como Erica Mel. Estima que al año estuvo enviado unos 1.200 kilos. En la comarca de O Morrazo la vende etiquetada, como no puede ser de otra forma, con el distintivo de "Mel das miñas colmeas".

Este moañés se metió a apicultor por su suegro, que tenía colmenas y pasó a atenderlas su mujer. Él trabajaba en la construcción y en una ocasión tuvo que realizar dos cajones para un colmenar. Ahí empezó una afición en la que tuvo la gran ayuda de un apicultor portugués, de Oporto, que conoció en una feria, y que le ayudó a crecer en este campo, como después la Asociación Galega de Apicultura. Asegura que incluso más que la velutina, la varroa, que es un piojo procedente de Asia, es la gran amenaza de la abejas.

Si "Caramuxo" representa la veteranía en la apicultura de O Morrazo, otro moañés, Daniel Currás Cruz, representa el relevo generacional. La miel se ve como un negocio que permite cambiar el modo de vida.

En el caso de Daniel Currás, tiene 33 años y empezó hace cinco a ser productor. Trabajaba como electricista y soldador en astilleros, pero dice que el estilo de vida no le reportaba felicidad, era una exclavitud, y de repente apareció la posibilidad de seguir con las colmenas de su tío en Moaña.

"Mi abuelo siempre tuvo colmenas para obtener miel para uso doméstico y después siguió mi tío con ellas, pero ningún hijo suyo las continuó y, entonces, las cogí yo". Por el momento tiene un centenar de colmenas en Meira, en un terreno cedido por la Comunidad de Montes de esta parroquia y en Domaio, pero su meta es llegar a ser profesional, con 450 colmenas. De hecho, ha tramitado una subvención con fondos europeos, a través de la Xunta, para la incorporación de jóvenes en el rural, en la que se incluye la apicultura dentro del sector de la ganadería.

La idea de este moañés es poder criar él mismo sus abejas, a través de una colmena nueva con 10 panales. Por el momento no ha llegado a la categoría de profesional, algo que lo establece si es propietario de más de 150 colmenas. Hasta 15 colmenas, la categoría es de autoconsumo y entre 15 y 150, no profesional.

La producción que tiene ahora de miel es entre 1.500-2.000 kilos que vende en el entorno más cercano, pero también en ferias y en una tienda en Vigo, aunque su idea es expandirse. En su casa en Quintela ha preparado un bajo en donde tiene la sala de extracción. Sus tarros de miel van con la obligada etiqueta, de 100% miel, con su nombre y teléfono.

Daniel Currás asegura que el negocio de la miel le ha abierto una vida rodeada de naturaleza: "Estoy totalmente enamorado de las abejas".

Dudas al plan de velutina

Ayer en Arzúa, la Asociación Galega de Apicultura analizó el nuevo programa de la Xunta para luchar contra la velutina,que se realizará a través de la empresa pública Seaga. AGA muestra sus dudas por la posible "ineficacia" del servicio. Por parte de Seaga estaba previsto que acudiera un ingeniero para explicar el programa y también el jefe de Servicio de Sanidade Animal de Medio Rural, Jesús Oreja. Los apicultores temen que a pesar de la fuerte inversión en el programa, de 2,3 millones de euros, no se retiren la mayor parte de los nidos ya que Seaga tendrá excepciones y no actuará en los que están a más de 25 metros de altura o los ubicados cerca de los ríos. Consideran que invertir los recursos prácticamente en retirada, puede ser ineficaz porque no está demostrado que esto reduzca los efectos negativos que produce la velutina y critican que no se incorporen nuevos sistemas que mejoren las técnica de retirada, como por ejemplo, para acceder a esos nidos de mucha altura.

Desde la Asociación Galega de Apicultura aseguran que Seaga confirmó que su labor estaría centrada básicamente en la retirada de nidos, que había 275 concellos adheridos al programa, lo que supone en torno al 90% de los municipios gallegos. Añadieron que a diferencia del anterior programa, en los concellos en donde antes actuaba Tragsa, a través de la Consellería de Medio Rural (Medio Ambiente actuaba en los municipios dentro de Red Natura), habrá un aumento de personal encargado y se reducirán los tiempos de retirada desde el aviso.

En la jornada también participó Marcos González, director del Museo de Historia Natural, que destacó la importancia de la investigación para encontrar herramientas eficaces contra la velutina y dijo que el atrayente de feromona sexual no era realmente práctico, que había que seguir investigando en las feromonas, pero para atraer no solo a machos ino también a las hembras a las trampas.

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