La magia de "El Cascanueces", de Piotr Tchaikovsky, volvió ayer al Auditorio de Cangas gracias a uno de los grandes exponentes de la escuela clásica rusa: el Ballet de San Petersburgo, una compañía fundada y dirigida por el reconocido bailarín Andrey Batalov. La representación fue especial porque los bailarines profesionales estuvieron acompañados en algunos actos por alumnos de danza de la Escuela Maite Quiñones de Cangas. Casi 40 jóvenes tuvieron la oportunidad de bailar y formar parte de una de las obras más reconocibles dentro del mundo del ballet. Una experiencia espectacular e inolvidable.

La función fue en el Auditorio de Cangas, que registró una gran entrada para la ocasión. El ballet ruso y el alumnado de la Escuela Maite Quiñones realizaron un ensayo general a primera hora de la tarde, que se complementó con una clase a las alumnas mayores.

A partir de las 20.00 horas comenzó la función, en la que el escenario del Auditorio se transformó en espacio mágico en el que los juguetes cobran vida y se desarrolla una batalla entre los malvados ratones y los soldaditos de plomo guiados por El Cascanueces, que finalmente se convierte en un príncipe y transporta a Masha a un bello palacio en extenso territorio de nieves.

Los casi 40 representantes de la Escuela Maite Quiñones interpretaron diversos papeles en este espectáculo: bailaron caracterizados como ratones, ángeles, flores o enanitos y formaron parte de una espectacular coreografía y puesta en escena junto a algunos de los mejores representantes de la escuela rusa de ballet clásico.