Si el azar no lo remedia, Vilariño despedirá el año con una riada de vertidos residuales al regato que desemboca en la playa y que se ha convertido en estampa habitual desde hace años, según denuncian representantes de la asociación vecinal Pedra Amarrada, que reiteran su malestar por los daños medioambientales que se derivan, el impacto negativo sobre recursos económicos vitales, como la pesca y el marisqueo, y los efectos para la salud, además de la mala imagen que se proyecta. Consideran que las administraciones implicadas (en particular el Concello y Augas de Galicia), así como la empresa concesionaria, la UTE Gestión Cangas, no están haciendo lo necesario para resolver un problema que "conocen de sobra" y vuelven a instarlas a adoptar soluciones con la mayor brevedad.

Durante el reciente fin de semana, algunos vecinos se apostaron en el tramo final del regato, en las proximidades de su local social y de los pozos de bombeo del sistema de saneamiento, para contemplar cómo la tubería de canalización de aguas pluviales actúa a modo de aliviadero de residuos. Y no se trata de una cuestión puntual, sino que "lleva así todo el mes", tanto si llueve como si lleva varios días sin caer una gota, aseguran. Si no lo denuncian formalmente es porque tendrían que hacerlo a diario y sus quejas son infructuosas.

El colectivo de este lugar de la parroquia de O Hío recuerda que llevan años con esta lucha y que el problema no se ha resuelto en sucesivos gobiernos de distinto signo político, a pesar de que han tenido que hacer frente a multas por contaminación ambiental. El Concello anunció recientemente un proyecto para dar una solución integral a esa franja costera, pero los afectados dicen que están hartos de palabras y quieren hechos frente a unos derrames contaminantes que se han cronificado.