"No hay motivo para asustarse, es un fenómeno común en las personas con más de 60 años y en la mayor parte de los casos la solución es muy fácil". Son las tres ideas en las que el audioprotesista José Luis Cordeiro, al frente del centro Audiolar, en Cangas, insiste a lo largo de toda la entrevista al ser preguntado por la 'presbiacusia', o dicho de otro modo, la pérdida de audición como consecuencia de la edad, un fenómeno progresivo cuyos primeros síntomas pueden empezar a aparecer a partir de los 55 años.

"Tener problemas para entender una conversación, contestar de forma errónea a las preguntas que se nos hacen o subir en exceso el volumen de la televisión" son así algunas de las primeras señales de esta enfermedad. "Cuando las detectemos, no debemos preocuparnos, sino ocuparnos: Es hora de hacer una primera revisión", aconseja Cordeiro sobre el que define como "un proceso rápido, sencillo y cómodo" que puede abrir la puerta "a mejorar nuestra calidad de vida"; "y mucho", acentúa.

Así es, esta primera revisión dura unos quince o veinte minutos como mucho y consta de tres fases, según relata el experto: "Primero se revisa el oído, después se llevan a cabo una serie de pruebas audiométricas en una cabina insonorizada y, finalmente, se comprueba el nivel de comprensión", detalla Cordeiro, que apunta: "El paciente siempre está acompañado de un profesional, que le explica cada paso y resuelve sus posibles dudas."

Una vez se diagnostica 'presbiacusia' - "Si la hay, ¿quién nos dice que el problema no es un tapón de cera?"- , el paciente puede elegir entre múltiples modelos de audífonos, cada vez más pequeños, discretos, cómodos y ajustados a cada paciente gracias a las nuevas tecnologías. "De verdad que hoy en día hay cosas discretísimas, con la última tecnología, si es por el miedo al qué dirán, los demás no lo van ni a notar. Merece la pena, mejora muchísimo la calidad de vida, el paciente recupera la seguridad en sí mismo", insiste Cordeiro, que ejemplifica con pacientes que, entre comillas, llegaron al centro arrastrados por sus familias y ahora no se separan del aparato.

"Los hay automáticos, de colores, con carcasas transparentes, a pilas y recargables, con distintas posiciones?", enumera el experto y es que las opciones son muchas para adaptarse a las necesidades de cada paciente. Hay, incluso, audífonos que ya funcionan con aplicaciones o que, a través de bluetooth, permiten responder a las llamadas directamente a través del propio aparato, según relata Cordeiro desde Audiolar, en Avenida de Marín, 14, Cangas, y donde tanto este audioprotesista como su compañera, la audióloga Carmen Couce trabajan cada día por continuar ofreciendo el mejor cuidado de la salud auditiva de sus pacientes. Los audífonos de Audiolar incluyen mantenimiento, revisiones y una garantía de hasta cinco años.