La situación de la venta de Hijos de J. Barreras, con la Xunta intentando desbloquearla, sigue manteniendo en vilo a todas las empresas auxiliares, muchas de las cuales se ubican a este lado de la ría. Si bien la mayoría dejaron de trabajar con Barreras por precaución, las que estaban operando adoptaron un perfil bajo, según apuntan desde el sector en O Morrazo. Envían a trabajar a unos pocos operarios cada día al crucero que está en construcción con el único objetivo de poder reclamar las deudas que tienen pendientes de cobrar en los últimos años y que un juzgado no les rechace las reclamaciones por abandono de las tareas contratadas.

A ambos lados de la ría, entre las empresas auxiliares cunde el pesimismo y entienden que la posible venta del mayor astillero privado de España "irá para largo".

Estas compañías pequeñas y medianas se están echando una mano mutuamente, trasladándose empleados fijos en función de la carga de trabajo de cada una, "porque así evitamos tener que acometer despidos y nos ayudamos a la espera de que mejoren las cosas", apuntan empresarios morracenses consultados por FARO.

Cuando saltó la noticia de la venta de Barreras, este sector indicó que si se hunde esta compañía "al menos 30 empresas de O Morrazo quedarán en una situación muy difícil".