Un mural no es sólo una pintura. El significado detrás de las imágenes representadas es capaz de trasladarte en el tiempo y en el espacio. Cada vez son más las personas que apuestan por la inclusión de este arte en sus hogares, guiados por la búsqueda de lo diferente. Este el caso de una vecina de Nerga, en Cangas, la cual hace un año decidió transformar una de sus paredes en un cuadro de más de ocho metros de altura. La pieza en la que se representa una estampa familiar corre a cargo de la reconocida artista viguesa Iria Blanco.

La familia siempre ha mostrado su gusto por este tipo de representación artística y tras años postergando su realización, hace un año se propusieron hacer su sueño realidad. Una vez tomada la decisión, la dueña de la vivienda, Julia Mariño, comenzó a buscar entre los artistas de la zona. El carácter realista de las obras de Iria Blanco, le llamó la atención desde el primer momento. "En sus trabajos veía representado lo que yo quería y por eso no dude en contactar con ella ", declara.

Cuando Julia Mariño le propuso a Iria Blanco la decoración de uno de los tabiques, la artista se enamoró del proyecto. "El trasfondo de la idea de Julia me maravillo. A los pocos días visite su hogar para orientarme y decidir lo que iba a ser representado en el mural", expone la pintora y farmacéutica de profesión. La viguesa cobró un papel protagónico durante todo el proceso de realización del mural, al ser precisamente ella la que escogió la imagen a plasmar. "El simbolismo detrás de esta fotografía de los años 90 en la que se encuentran los dos hijos y la dueña de la vivienda en una excursión, me pareció que cumplía con el propósito de este mural. La foto sirve como símil del camino de la vida por el que cualquier persona debe transcurrir, y en el que el tiempo es un elemento de cambio", declara Iria Blanco. A los dueños les pareció perfecto, puesto que " tiene mucho significado para nosotros, de hecho por ese motivo se encuentra en nuestro salón". El mural fue pintado mediante la técnica del dripping en cuatro días.

El mural se ha convertido en una pieza clave de la vida diaria de esta familia. Cuando se levantan y se acuestan, cuando ríen y lloran o cuando están juntos o separados, la pintura les traslada a ese momento alegre en el que el amor materno filial es el protagonista.