Los vecinos de zonas como Abelendo y O Casal, que viven en la carretera provincial de Porta do Cego-Coiro (EP-1104), llevan meses preguntándose qué ocurre con la prometida reforma y mejora de la seguridad vial de esta carretera. Ayer el concejal de Urbanismo, Odilo Barreiro, reconocía la preocupación entre los vecinos y explicó que la ejecución de la obra por fases está pendiente de las cesiones de dos propietarios que todavía no firmaron. Espera que el Concello logre estos terrenos lo antes posible para que la Diputación pueda comenzar a acometer la inversión prometida.

Precisamente la imposibilidad de conseguir todas las cesiones hizo que Concello y Diputación pactasen ejecutar esta reforma en dos fases, para no echar a perder el proyecto ya redactado. La decisión se tomó en diciembre del año pasado y desde entonces no ha habido novedades sobre la fecha del comienzo de los trabajos. Faltaban, entonces, una decena del más de centenar de cesiones necesarias. La inversión que había sido comprometida por la Diputación para la totalidad de la reforma ascendería a 1,1 millones de euros.

La intención es que en la primera fase coexistan los dos modelos que se pretenden aplicar a lo largo de todo el tramo urbano de la carretera. Será entre la curva de Figueirido y el final de la recta de O Casal.

Si se ejecuta, en este tramo se habilitará una senda peatonal de 2,5 metros de ancho por una de las márgenes de la carretera, y también una "zona de convivencia" entre coches y peatones, con tráfico calmado en un punto en el que la sección de la carretera no es suficiente para segregar los tránsitos, al estar las edificaciones pegadas a la calzada. En esta zona de convivencia se ascenderá a una plataforma con un nivel más alto. No será de asfalto, sino de hormigón, y la velocidad estará limitada a 30 o 20 kilómetros por hora.

Oposición

La paralización del proyecto desde las últimas noticias en diciembre levantaron la pasada semana críticas también por parte del PP local, que incluso acusó al bipartito de enfrentar a los vecinos por esta obra. Y es que hasta en dos ocasiones aparecieron carteles anónimos, a lo largo de Abelendo, criticando a los propietarios que no accedieron a ceder sus terrenos.

La mejora de la seguridad de esta carretera provincial es una demanda histórica del movimiento vecinal de los barrios por los que atraviesa. Sobre todo en las zonas urbanas, en donde la falta de espacio habilitado para los peatones convierte la vía en particularmente peligrosa.