El teatro gallego amaneció ayer de luto. Desde primera hora de la mañana corrió como la pólvora entre actores, directores y productores teatrales la triste noticia del fallecimiento, a los 61 años, del reconocido actor moañés Celso Parada, descrito por algunos de sus compañeros, como Eduardo Rodríguez Cunha "Tatán", como un auténtico "motor de traballo para moitísima xente, arriscando sempre con obras para as que se precisaban moitos actores. Foi todo na escena galega. Uniu a moita xente de distintos ámbitos nos seus proxectos como actor, produtor e director", lamentaba el que le acompañó sobre la escena en las últimas apariciones de Parada ante el público.

Desde comienzos de 2018 Celso Parada luchaba contra un cáncer. Personas de su círculo cercano explican que nunca dejó de trabajar aunque fuese en un ámbito más íntimo y que llevó la enfermedad "con moita dignidade, mantendo sempre o seu carácter irónico e sarcástico e desdramatizando a súa situación en todo momento". En los últimos días había sido ingresado en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo y ayer se conoció su fallecimiento. Las muestras de cariño, dolor y apoyo a la familia fueron constantes a lo largo del día tanto en redes sociales como visitando durante la tarde el tanatorio de Moaña. Esta mañana permanecerá en ese espacio para la última despedida, antes de ser incinerado pasadas las seis de la tarde.

Premiado por obras como Misterio cómico o por O Lazariño de Tormes, el teatro fue la vida de Parada, aunque para el gran público también se hizo reconocible gracias a su participación en series de la TVG como Libro de familia, Pratos combinados o Mareas vivas, así como en episodios de La que se avecina, Aída, o El comisario a nivel nacional, entre otros muchos trabajos. La gran pantalla también fue testigo de su talento escénico, con películas como El solitario, Lola, El año de la garrapata, O lapis do carpinteiro o La lengua de las mariposas.

Celso Parada -Sito para la familia y amigos- nació en marzo de 1958 en el lugar de Figueirido, en Moaña. Sus primeros recuerdos del mundo del teatro se remontan a las veladas de la Fiesta del Catecismo que se organizaban en el atrio alto de la iglesia románica de San Martiño. Eran representaciones teatrales en donde se escenificaban obras religiosas unas veces y sainetes improvisados en otras ocasiones. En las "Crónicas do Teatro no Morrazo" que publicaron en FARO Xosé Carlos Villaverde y Antón Lamapereira, el propio Villaverde narra cómo Parada recuerda esas veladas: "Era coma o teatro medieval. Os cómicos montaban o palco de madeira, a xente traía as sillas e banquetas para sentarse. Levaban a merenda. Asistían os rapaces e a xente toda. Era un acontecemento. Había unha expectación tremenda. O camarín era na Casa da Fábrica, onde se gardaban os santos, e para representar saíamos ao palco de madeira", rememoraba Sito Parada.

En esas veladas, de niño, Celso Parada comenzó a realizar pequeños papeles. Una de sus primeras apariciones ante el público fueron como parte trasera de un burro, moviéndose de lado a lado y provocando las risas del respetable. Con 10 años, en la obra Operación riñón le tocó representar a un anestesista. Fueron los primeros pasos del que sería una leyenda del arte dramático gallego.

De todas formas fue con once años, en 1969, cuando Parada se apasiona definitivamente por el teatro, como le cuenta a Lamapereira en una entrevista: "A raíz de empezar co teatro foi con once anos, cando marchei para o Seminario Menor de Santiago, que era un xeito de que os rapaces da aldea puidésemos estudar. Ademais da disciplina férrea dos curas había cousas boas, como teatro, música... Alí comezou a fascinación polo teatro. Coñecín a Xosé Manuel Olveira "Pico" -actor do Centro Dramático Galego- nun festival de Nadal. Chamábame a atención esa posta en escena, ese elemento máxico do teatro. Para un rapaz da aldea era unha fascinación. Comecei a sentirme identificado. Cando viñamos de vacacións a Moaña, guiado polo meu irmán maior, comezamos a organizar as veladas de San Martiño", rememoraba.

Entre 1975 y 1977 acrecentó su afición por el teatro, compartiendo montajes entre Cangas y Moaña. Pasó a estudiar en el viejo Instituto de Rodeira y se integra en el Ateneo de Moaña para formar su grupo de teatro. Comenzó con la obra de Castelao Os vellos non deben namorarse, bajo la dirección de Miguel Pérez. Pero el director abandonó el grupo y tuvo que asumir su función el propio Parada. Después dirige e interpreta Laio e clamor pola Bretaña (1976), basado en un poema de Manuel María.

En 1977 entra en la Universidad de Santiago para estudiar Filoloxía Galego-Portuguesa. No dejó su pasión y monta, con jóvenes de Tirán, el Grupo de Teatro de Moaña, consiguiendo representar en varias localidades la obra Falsa morte e certa morte de Estoraque o Indiano, de Eduardo Blanco Amor. Por el salón de actos del Vicerrectorado pasaban las mejores compañías de teatro de España. Allí admiró la primera representación en Galicia de Muerte accidental de un anarquista, de Dario Fo, que quiso montar en Moaña.

Tras acabar la carrera Celso Parada se convierte en profesor de gallego y trabaja con sus alumnos también en el montaje y dirección de obras. En el Instituto de Marín, en 1982, forma un colectivo de teatro y al año siguiente consigue plaza en el instituto de Cangas. Con el profesor Carlos del Valle crea el Grupo de Teatro Estable María Soliño, en donde monta y dirige Momo, de Michael Ende. Tras un paso por Noia regresa al centro cangués para dirigir varios montajes de teatro.

En 1987 contacta con él Xosé Manuel Pazos, -actor y director teatral y actual alcalde de Cangas- para pedirle que dirigiese Ácido sulfúrico, de Alfonso Vallejo. Desde un año antes funcionaba Teatro de Ningures y en 1988 dan el salto a la profesionalización al contratar al director asturiano Etelvino Vázquez. "Tiven a honra de compartir con Parada dous espectáculos teatrais. Un foi Ubu Rei (1988), que se pode considerar a nosa primeira obra como profesionais. Antes el dirixiu Ácido sulfúrico, que eu interpretei como actor. Pódese dicir que foi a última obra amateur que fixemos, aínda que con moita calidade", rememoraba ayer el propio Pazos tras enterarse del fallecimiento de Parada. "É unha perda irreparable para o teatro, pero tamén para toda a cultura galega. A súa contribución á escena é inmensa. Foise un grandísimo actor e pensador de teatro", concluía Pazos dejando entrever una inmensa tristeza.

En septiembre de 1989 Parada, Amparo Ybarra, Isabel Ávila y Suso Piñeiro constituyen Teatro do Morcego, que debutó en 1990 en el centro Daniel Castelao de Moaña con la obra Kartoteka. Sus contactos con el famoso actor portugués Júlio Cardoso le llevaron a pedir una excedencia en el instituto e irse dos meses a Portugal para preparar la obra Misterio cómico, de Dario Fo. Más de hora y media de monólogo en un espectáculo que fue un acontecimiento en el panorama gallego, con más de 300 representaciones durante cinco años e incluso giras por Brasil y Argentina. Fue su primera gran obra. Logra el Premio Compostela al mejor actor.

En mayo de 1993 funda junto a Tanxarina y Teatro de Ningures la compañía profesional Producións Teatrais do Sur, como recuerda con enorme cariño Tatán. A mediados de la década de los 90, Parada fue uno de los impulsores de un café-teatro en el barrio moañés de O Real con programaciones estables de música, teatro y conferencias. También en 1995 se embarca en su segunda gran obra. Otro monólogo basado en la obra del autor uruguayo Ever Martín Blanchet, titulada Os patios da memoria. Se traslada a Montevideo bajo la dirección del prestigioso director uruguayo Bernardo Galli.

Su tercera gran obra con Teatro do Morcego fue O Lazariño de Tormes. Adapta la obra clásica y la transcribe al gallego. Celso Parada se supera en sus actitudes interpretativas y logra el premio María Casares en 1999 al mejor texto traducido. Un montaje de Muerte Accidental de un anarquista es otra de sus grandes obras desde el teatro. Sin renunciar a las tablas, trabajó para José Luis Cuerda en la película La lengua de las mariposas (1999) o para Antón Reixa en O lapis do carpinteiro (2003), entre otras obras para la gran pantalla. Su personaje televisivo más recordado fue sin duda el papel del indiano "Freire" en la serie Libro de Familia, de la TVG (de 2005 a 2013).

Más allá de su colección de premios individuales, en los meses de enfermedad le mantuvo con ánimo su trabajo y lectura constantes. Montó junto a Tatán la obra Delicatessem, "que só representamos en outono de 2018 para estudantes e para xente do gremio". Su última aparición pública fue con la inauguración, a finales de junio, de la exposición "30 anos de teatro do Morcego". Participó en un recital de poseía junto a compañeros de escena, en un escenario íntimo en el hall del Auditorio cangués.