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La mala pasada que jugaron los aspersores

Una foto convertida en postal. Entre el consistorio y el Parque da Palma, este espacio ya se ha convertido en un punto de referencia y parada obligada para quienes pasan por Cangas. Son solo seis letras en piedra, pero sirven para testimoniar la visita y engrosar el álbum de recuerdos. Gonzalo Núñez

Si Iago Aspas se dio un baño de multitudes en el rebautizo del que ya es su campo, parte de su familia se lo dio, muy a su pesar, de modo más literal. Y es que la entrada a la grada de la mujer y de los hijos del futbolista, junto a Roberto Lago, se vio acompañada por el funcionamiento de uno de los aspersores, que literalmente los empapó a todos. La peor parte se la llevaron los pequeños, con mojadura y susto. Fue el único incidente reseñable de un acto cuya organización estuvo a la altura del homenajeado y que hace justicia con la figura de un excelente futbolista, pero, sobre todo, de un moañés de pro.

Los mújeles, atractivo turístico ¿y culinario?

Lo cotidiano de un paseo a orillas del mar se convierte en extraordinario para los turistas que visitan la comarca, tanto que hasta la presencia de mújeles es celebrada con entusiasmo. Me cuentan que alguno se quedaba absorto contemplando los movimientos de estos peces y el tamaño de los mismos, antes de plantear en voz alta la pregunta de si serían comestibles o no. Más le valdría acercarse a la plaza de abastos, a pocos metros del lugar de los hechos, si realmente quiere disfrutar de un buen pescado.

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