La plaza de Síngulis constituye el límite suroeste del casco histórico y está delimitada en su cara norte por un frente de edificaciones catalogadas, todas ellas con protección estructural. Por el oeste existe una vivienda que lleva décadas deshabitada y que ocupa parte del frente a la plaza de una parcela de gran extensión, de la que una parte está fuera del ámbito y dentro de la ordenanza URME (suelo urbano residencial de edificación entre medianeras). La normativa urbanística a aplicar es distinta para cada una de las parcelas del ámbito, lo que complica cualquier solución constructiva, tal como se encargó de recordar la Xunta a los promotores que lo intentaron en los últimos tres lustros.
La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural rechazó en su día el estudio de detalle del entorno del cruceiro de Síngulis al considerar que las características edificatorias propuestas no guardaban sintonía con el conjunto arquitectónico. Pazos recalca que cualquier actuación será "radicalmente respetuosa" con esos valores.
