"Este año parecía que todo se aliaba con nosotros. Hubo muchísima flor y la fecha del Corpus caía bastante tarde... Pero nadie contaba con la lluvia". De este modo se expresaba la presidenta de la Asociación de Alfombras de Bueu, Carmen Santos, a escasas horas del día que desde su colectivo llevan esperando mucho tiempo. Meses de arduo trabajo, de recogida y preparación de los materiales, de elaboración de diseños, de organización de los grupos, de planificación del recorrido. Y todos pendientes ahora de la posibilidad de que la lluvia pueda empañar la jornada. "Si no llueve muy fuerte ni hace viento no hay problema, porque la flor queda más viva, más bonita", reflexiona Santos, que añade la solución en caso de que las condiciones meteorológicas no sean las más idóneas. "Mucha cola, no hay otra", señala.

Los primeros en ponerse manos a la obra fueron los niños de Atlantic Coast Playgroup, que prepararon un diseño en Banda do Río. Más de una veintena de jóvenes participaron en la elaboración del tapiz. Luego fueron otros colectivos los que comenzaron a pintar sus diseños, especialmente en Banda do Río y Francisco Escáneo, las primeras calles en ser cortadas al tráfico. Quienes aún no podían comenzar con la alfombra se afanaban con los últimos preparativos de los materiales. Belén Veiga, presidenta del Anpa del colegio Virxe Milagrosa, así lo hacía junto a otros padres y alumnos del centro. Su preocupación, como la de todos, era la lluvia. "Llevamos más de cuatro meses preparando esto, desde después de Navidad, cogiendo flor, haciendo los diseños... Solo queda para estos días la hortensia y el verde", relata, antes de añadir que "llevar meses así y que luego no puedas hacerla...". El centro se encargaba de dos tapices, uno de 15 metros con un diseño de unos pájaros y otra más pequeña, para los niños, que representaba un mandala (un símbolo geométrico budista) de tres metros. La intención era trabajar hasta aproximadamente la una de la madrugada y retomar la actividad de mañana. "A ver si no la encontramos deshecha", decía.

Elena Torres, por su parte, trabajaba los últimos días con otras cuatro personas -"la gente que está estos días es diferentes a la que luego trabaja toda la noche", aclara- para dejar todo isto para su alfombra en Montero Ríos, un diseño de 20 metros en el que comenzarían a centrarse a partir de las diez de la noche. "Nosotros no usamos tintes y perfilamos con chopo. Es todo natural", señala. Y natural también es la lluvia que todos desean que respete y permita que las alfombras del Corpus luzcan en todo su esplendor.