Con una soltura impropia de quien estuvo más de una década sin poder votar, Pilar Bernárdez formó parte ayer de una de las mesas electorales, en la que ejerció como vocal. "Pude votar desde los 18 años hasta que cumplí 30, cuando murió mi abuela, me quedé sin tutora y me quitaron ese derecho", explica sin perder el hilo. "Con 45 años lo recuperé", añade, sin obviar que fueron precisos varios trámites judiciales para "volver a la normalidad". No esconde sus preferencias por Pazos, "el hermano de Jacinta, porque mejoró lo que había".