La crisis abierta en el PSOE de Moaña con la dimisión de 6 de los 10 miembros de la ejecutiva local, por ser contrarios a la candidatura de la actual portavoz municipal del grupo socialista, Marta Freire, se arrastrará por lo menos hasta la decisiva asamblea del 3 de marzo de la que debe salir el nombre del candidato a la Alcaldía. Freire dará la batalla por volver a liderar la candidatura de un PSOE que cogobernó Moaña en los últimos cuatro años y advierte a los integrantes de la ejecutiva que dimitieron de que "en el PSOE el candidato lo elige la militancia con su voto. No se elige a dedo por la ejecutiva del partido".

La portavoz socialista y teniente de alcalde anima, por lo tanto, al que quiera ser aspirante a la Alcaldía a presentar su candidatura y su proyecto político ante los militantes "por los cauces establecidos para conseguir el apoyo de la asamblea". Señala también, de forma enérgica, que no consentirá "ningún veto ni censura previa de los órganos ejecutivos a una candidatura que a día de hoy aún no presenté". En cuanto a las peticiones de renovación, asegura que quien quiera este relevo "tendrá que presentarse y explicar su proyecto".

Los dimisionarios -6 de los 10 miembros de la ejecutiva- llevaron a que decayese el propio gobierno interno del PSOE moañés, cuyo responsable era el edil de Participación Veciñal e Mobilidade, Ezequiel Fernández.

Cuatro de esas dimisiones se produjeron la semana pasada (Salvador Meira, Dolores Miranda, Sara Juncal e Isabel Cruz Pazó). Otros dos (José Manuel Ogando y Francisco Osorio) ya habían dimitido hace meses. En las razones, al menos de las más recientes, figuraba el descontento con Marta Freire, al entender que mostraba poco liderazgo frente a los socios mayoritarios del bipartito (el BNG). Las fuentes consultadas también apelaron a que estos militantes no perdonan a Marta Freire que no cumpliese su palabra con el exedil Salvador Meira, con el que supuestamente debería compartir el salario que le corresponde por dedicación exclusiva. Esto habría obligado a Meira a dimitir para regresar a su puesto de trabajo en la Escola Municipal de Música.

Esta acusación dolió especialmente a Freire quien aseguró defender siempre "que todos los concejales de un gobierno tengan dedicación parcial o completa por el tiempo que dedican y la responsabilidad que asumen". Deja entrever que se le pidió compartir su salario público en negro con el edil dimitido, pues recuerda que "esas dedicaciones se tienen que establecer por los cauces legales. No defiendo ni ampararé nunca salarios por la puerta de atrás constitutivos de delito".

En este sentido, Freire recuerda que ella no participó en la Comisión del Pacto con el BNG, en la que se definió el acuerdo de gobierno y el reparto de dedicaciones exclusivas. Según se pudo saber tras la firma del pacto, el Bloque incluso había ofrecido al PSOE dos salarios, en vez del único que se acordó finalmente. "Las dedicaciones exclusivas se aprobaron en pleno según lo acordado en ese pacto de gobierno", apunta para enfatizar los cauces legales que se deben seguir.

Sin unanimidad

Lo que sí reconoció ayer Marta Freire, al hacerse públicas las dimisiones de los compañeros de partido contrarios a su candidatura, es que algún aspecto del pacto de gobierno con el BNG dificultó que se visibilizase en muchas ocasiones el posicionamiento del PSOE como partido. En este sentido, recuerda que dicho pacto estableció que aquellos asuntos en los que no hubiese unanimidad fueran retirados de la agenda pública.

Da todas formas, la teniente de alcalde alega que entiende y defiende la política como el cauce para la solución de problemas de los vecinos "desde el diálogo y el debate de ideas" y que trabajó en esa línea desde que asumió el cargo.

Entiende que las críticas proceden solo de los exmiembros de la ejecutiva y que cuenta con el apoyo de las bases del partido.

"No creo que la crispación, la confrontación y las pataletas aporten nada al futuro de Moaña", añadió Freire. A lo largo del presente mandato la sintonía en el gobierno bipartito apenas tuvo fisuras. La más destacada fue cuando el propio Salvador Meira recriminó al BNG que se inmiscuyese en su área de Cultura. Aquello llevó a una reunión del pacto de gobierno para dejar claras de nuevo las delimitaciones. Entonces Meira llegó a amenazar con una dimisión que se produjo meses después, alegando ya razones estrictamente personales.