Víctor, licenciado en ADE y con un máster en Comercio Internacional, es uno de los alumnos de la primera promoción que ya procedía del mundo profesional. Trabaja como gestor de proyectos en Kaleido, la empresa de soluciones logísticas, y destaca la utilidad de Icemar.

"Te proporciona una red de contactos muy potente que repercute en tu trabajo del día a día y te brinda oportunidades. Es lógico que te centres en tu ámbito e ignores qué está pasando en otros sectores. Gracias al curso conoces a la empresa que hace las mejores boyas del mundo para la pesca de atún, los esfuerzos de las cofradías para recuperar el hábitat de San Simón o al emprendedor que lo dejó todo para dedicarse al turismo en la Ría. Supone un bofetón de información en muy poco tiempo", subraya.

"Y en el caso de los universitarios es una formación que les va muy bien para sacarse miedos de la cabeza respecto al mundo de la empresa o incluso para arrancar algún proyecto ellos solos", subraya. En su caso, el curso le ayudó a "valorar" una iniciativa para llevar a cabo dentro de la empresa: "Me ayudó a entender que no solo es cuestión de motivación, sino del momento. Y todavía no ha llegado, pero mi idea sigue latente".