- Después de tres años con el nuevo formato, se puede decir que el festival está más que asentado.
- Sí, y ahora de lo que se trata es de pulir pequeñas cosas que hay que mejorar, que las actividades suban de calidad y que el festival pueda captar a rostros conocidos que le den mayor visibilidad.
- Lo que está claro es que el certamen se ha convertido en la imagen de Bueu.
- A nivel internacional es más difícil de constatar, pero sí lo vemos en Galicia, con los comentarios de la gente del audiovisual gallego. Y lo que siempre nos cuentan los invitados es que somos un festival que a diferencia de otros cuida muchísimo de ellos. Somos un referente, un embajador de Bueu y cada vez más. Cuando hay algún programa que habla sobre Bueu ya nos llaman a nosotros.
- Y tras lo de este año, ¿ahora qué?
- Ahora a justificar las subvenciones [risas]. Habrá que trabajar en ello y luego ponerse con el proyecto del próximo año, porque en diciembre sale la convocatoria de ayudas. La gente percibió este año un salto de calidad que yo no vi tanto. De cara al futuro hay que seguir trabajando en la selección de cortos para mantener el nivel y, si el presupuesto nos lo permite, visitar otros festivales para ir aprendiendo y fichar trabajos que no nos llegan.
- Se habla menos de ello, pero el FIC no olvida ni su área social ni las proyecciones a escolares, generando nuevos públicos.
- Crear nuevos públicos es fundamental para el futuro del festival, y es algo que trabajamos desde los inicios. A medida que fuimos creciendo no lo hemos olvidado y trabajar con diferentes colectivos es muy gratificante. Esperamos seguir teniendo el apoyo de la Obra Social de La Caixa y seguir dando la oportunidad de acceder a otros colectivos.
