Hacía tiempo que no se veía a miembros de la Guardia Civil custodiar la imagen del Cristo de Cangas que ayer salió en procesión por las calles de la villa en un acto de fe y de tradición popular que congregó, según la Policía Local, a 15.000 personas. Y aunque es desde hace tres años una procesión "sin gobierno municipal", el alcalde Xosé Manuel Pazos (ACE) asomó la cabeza para verla cuando pasaba muy cerca del consistorio.

Pero la procesión del Cristo no perdió el tinte político de años atrás y destacó la presencia del presidente de la Zona Franca de Vigo, el socialista David Regades, al que custodiaron los maderos de la Diputación de Pontevedra, de la que formó parte hasta su reciente nombramiento. Estaban los representantes del PP, con José Enrique Sotelo al frente, estaba el edil de Cangas Decide, José Luis Gestido, y estuvo y se marchó el concejal socialista, Alfredo Iglesias.

No pasó apuros la imagen del Cristo al salir de la excolegiata, como no los pasó tampoco la Virgen del Carmen, que es la primera en dejarse ver fuera del templo a golpe del Himno de Galicia. Los 1.750 kilogramos de la imagen del Cristo, que salió con el Himno de España tocado por la Banda de Bellas Artes, los soportaban cuarenta costaleros que soportaron estoicamente el calor de un traje hecho para resguardarse del frío. Mientras que sus compañeros de la Cofradía de la Misericordia, que tiene mando en la Virgen del Carmen, mostraban un aspecto más mundano, con blancas camisas de manga remangada que mostraban el esfuerzo que soportaban los músculos.

Delante de la imagen dos cofrades portaban la corona de laurel que durante muchos años se arrojó al mar para bendecirlo. Este año se rompió la costumbre. Según los cofrades, es la primera vez que la corona no se arroja al mar y será ofrecida a la Virgen del Carmen en la misa que tendrá lugar hoy por la mañana. Un cambio de costumbre que habrá que saber lo que dura.

La imagen del Cristo sorteó sin problemas la cuesta de la calle Real, donde no tropezó con cables eléctricos ni telefónicos, ya retirados. Pero cuando ya enfilaba la calle Eugenio Sequeiros, pasada un poco la plaza de abastos, otro cable, esta vez el eléctrico se metió en el camino. Las costaleros tuvieron que maniobrar con destreza para superar el obstáculo. Los efectivos de la Guardia Civil situados a ambos lados de la imagen reaccionaron también a tiempo y estuvieron prestos para sujetar las horquillas de los costaleros y así poder ellos bajar el paso y girarlo para así poder continuar la procesión. El esfuerzo de todos fueron recompensados con fervorosos aplausos, que se agradecieron tanto como el agua necesitaban para refrescarse. Un problema semejante lo volvió a tener la imagen ya cuando regresaba, frente al consistorio. En ambas ocasiones fueron los cables de sonido los que ocasionaron la molestia, pero los que sirvieron para demostrar la destreza de los cofrades.

La Banda de Gaitas y Tambores de Tromentelo abría la procesión y marcaba el paso que, en ocasiones, fue al ritmo del Antiguo Himno del Reino de Galicia. Un grupo de mujeres llevaba mantilla blanca y marcando los límites los fieles, que ya a las 20.00 horas llenaban el atrio de la excolegiata pendiente de que finalizara la misa cantada.

La ruta por la calle Eugenio Sequeiros hizo girar las cabezas a los que estaban en las terrazas. Un lugar privilegiado para presenciar este espectáculo religioso, del que toman muestras miles de avanzados teléfonos móviles.

La marcha de la procesión hasta rodear el consistorio siempre es más lenta. Sin embargo la vuelta se hace con un ritmo más alto de paso, a pesar del cansancio, y también con menos fieles atentos, por qué no decirlo.

Se repitió el fallo del año pasado en la bendición del mar, momento en el que las imágenes del Cristo y de la Virgen del Carmen dan media vuelta y se ponen mirando al mar. Volvieron a quedar la una muy alejada de la otra. La procesión entró en el templo cerca de las 103.0 horas. Allí se entonó el himno de la Virgen del Carmen y el del Cristo. Había sudor en las ropas de los costaleros y alguna lágrima también se le escapó a quienes habían acudido ofrecido.