El Círculo cambió completamente las reglas de juego. Sobre todo en un entorno como el de Vigo, donde el empresariado estaba muy acostumbrado a competir. El club lo que vino es a fijar las ventajas de ser cooperativo, nos dio una interrelación que propició oportunidades de negocio. Y nos dio una voz para trasladar necesidades e intranquilidades que pudiésemos tener.

Espero que el momento más trascendente sea el próximo lunes (mañana). Porque hemos salido de una crisis durísima de diez años; interna, la del club, y global, de todo el empresariado gallego. El Círculo cerrará este año probablemente uno de sus mejores años económicos de su historia, y la presencia del Rey es casi como un punto de inflexión. Es un reconocimiento externo.

Vivimos uno de los momentos más dulces. La organización tuvo unos comienzos muy buenos, se hizo un trabajo excelente. Los fundadores sacaron de la nada un concepto que no existía, con la presidencia de Ángel (López Soto) se puso esto en valor, se le dio un contenido mucho más allá de un club vigués para ser un referente en Galicia. Pero después los que hemos venido detrás hemos tenido que lidiar con una situación económica mucho más complicada. Hemos aguantado mientras otras instituciones desaparecían y ahora vivimos un momento extraordinariamente dulce. Nuestras opiniones son valoradas, escuchadas. Nuestros documentos siguen teniendo un peso muy grande. Y en la parte económica, parece que ya hemos superado la crisis.

Creo que tenemos que ser cada vez más un eje para Galicia. Hemos sido una institución con un peso grande en Vigo y en Ourense, pero hay que seguir trabajando, es una obligación. Tenemos que ayudar a vertebrar este concepto para toda Galicia. Hacer partícipes a otros. Todo lo que sea imbricarse con el resto de Galicia y España es positivo. Sin olvidarnos de que debemos seguir dando unos excelentes servicios a nuestros socios que son nuestra razón de ser.

La digitalización. Se avecinan cambios de enorme magnitud. Desaparecerán trabajos de toda la vida y aparecerán otros completamente nuevos. Las empresas están condenadas a transformarse. El que no sea competitivo desaparecerá. Y en Galicia, el gran reto es la demografía. Tenemos que atraer a una generación nueva con talento, por lo tanto hay que venderse. Galicia es de los mejores sitios para vivir, pero tenemos el secreto bien guardado.